El cierre del aeropuerto de Barajas a causa de la niebla afectó a 5.000 viajeros y a 65 vuelos

La intensa niebla que en las primeras horas de la mañana de ayer cubrió Madrid obligó a cerrar el aeropuerto de Barajas y ocasionó importantes retenciones en todas las carreteras de acceso a la capital, incluidas las pequeñas vías alternativas. Dentro de la ciudad, la saturación alcanzó el 92% a pesar de que el tráfico no fue más intenso que días atrás. En Barajas, 19 vuelos tuvieron que ser cancelados, 14 desviados a otros aeropuertos y 32 sufrieron retrasos medios de 50 minutos durante las cuatro horas en las que el aeropuerto estuvo sin servicio. Cerca de 5.000 viajeros resultaron afectados...

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La intensa niebla que en las primeras horas de la mañana de ayer cubrió Madrid obligó a cerrar el aeropuerto de Barajas y ocasionó importantes retenciones en todas las carreteras de acceso a la capital, incluidas las pequeñas vías alternativas. Dentro de la ciudad, la saturación alcanzó el 92% a pesar de que el tráfico no fue más intenso que días atrás. En Barajas, 19 vuelos tuvieron que ser cancelados, 14 desviados a otros aeropuertos y 32 sufrieron retrasos medios de 50 minutos durante las cuatro horas en las que el aeropuerto estuvo sin servicio. Cerca de 5.000 viajeros resultaron afectados.

El intenso manto de niebla con el que ayer se despertó la ciudad puso al aeropuerto de Barajas al borde del colapso. La visibilidad horizontal en las pistas apenas era de 200 metros, lo que originó la decisión de cerrar la terminal aérea. Según la dirección de Barajas, 20 vuelos fueron cancelados y otros 14 tuvieron que ser desviados. Alrededor de 5.000 viajeros resultaron afectadas por las cuatro horas durante las que estuvo cerrado el aeropuerto, entre las 8.50 y las 12.45 horas. Otros 32 vuelos sufrieron retrasos de hasta dos horas y 20 minutos.Según Francisco García Hortal, director del aeropuerto internacional Madrid-Barajas, el límite de seguridad a partir del cual se impide el aterrizaje está fijado en los 400 metros de visibilidad horizontal, aunque las precauciones se empiezan a tomarse a partir de que la visibilidad baja de los 3.000 metros. Ayer no se abrió el aeropuerto hasta que la visión era clara a 800 metros de distancia.

Debido a la imposibilidad de aterrizar en Madrid fue desviado a Málaga el vuelo de Aerolíneas Argentinas procedente de Buenos Aires, y a Sevilla los de la compañía paraguaya Pluma, procedente de Montevideo, y el de la Lot, que venía de Varsovia. Uno más de Air France, que partió de París, tuvo que recalar en Valencia, y el de la American Air Line, con origen en Dallas, aterrizó en Barcelona.

La acumulación de vuelos sobre el territorio español provocó que el aeropuerto de Lisboa se tuviera que hacer cargo de dos movimientos. A la capital lusa regresó un vuelo de la compañía Tap que partió de esta ciudad, y otro de Viasa procedente de Caracas.

Cuatro vuelos del puente aéreo tuvieron que volver al aeropuerto del Prat de Barcelona después de haber iniciado el viaje, y otro más tuvo que aterrizar en Alicante. Varios vuelos nacionales e internacionales más tuvieron que volver a su destino o aterrizar en las pistas de Málaga, Valencia o Valladolid.

"En el mundo hay pocos aeropuertos que permitan aterrizar con menos de 400 metros de visibilidad", afirmó García Hortal. "Ello sólo es posible cuando tanto los aviones corno el aeropuerto están dotados del avanzado material de seguridad que posibilite el aterrizaje en esas condiciones", explicó. "Además, los pilotos deben tener una preparación especial".

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Según García Hortal, durante 1988 y 1989 Barajas ha estado cerrado unas 30 horas a causa de la niebla.

Atascos en Madrid

La presencia de la niebla sobre la región de Madrid, sumada al importante parque de vehículos que pugnan cada mañana por entrar en la ciudad, desencadenó fuertes retenciones en los accesos a la capital. La saturación media -porcentaje de vehículos parados en un momento dado- fue del 92% a las nueve de la mañana, cuatro puntos superior a la del martes.La intensidad del tráfico registrada ayer, un 95% a las nueve de la mañana, induce a pensar que las costumbres del conductor madrileño están cambiando. Un miércoles como el de ayer, ubicado en plena cuesta de enero y a final de mes, debería haber llevado a muchos conductores a dejar el coche en casa. Sin embargo, la utilización del vehículo privado sigue siendo mayoritaria aun cuando el bolsillo está más vacío.

La desconfianza hacía e servicio de trenes de cercanías, que provocó el lunes importantes retenciones en las carreteras del sur de Madrid, ya que muchos usuarios habituales del ferrocarril prefirieron utilizar su propio vehículo, no parece que haya influído en los problemas de ayer. Según el Gabinete Municipal de Información de Tráfico, las retenciones fueron generalizadas en todas las carreteras de acceso, y no sólo en las del Sur.

Los problemas afectaron también a las habituales vías alternativas, como la carretera de Castilla, la avenida de Los Poblados, la carretera de El Pardo o los accesos a la universidad de Somosaguas. Dos carreteras registraron atascos en el sentido de salida: Barcelona (N-II) y Valencia (N-III). En esta última se registraron problemas de salida hasta Rivas Vaciamadrid, y de entrada en las incorporaciones a la M-30 a causa de unas obras.

Dentro de la ciudad los problemas se agudizaron a las nueve de la mañana. Si a las ocho el índice medio de saturación era del 72% -el mismo que el martes-, en una hora subió 20 puntos. A los puntos problemáticos habituales se sumaron la calle de Segovia, los alrededores de Atocha y la M-30 en sentido Norte, entre Moratalaz y la carretera de Barcelona y el este de las Rondas, informó el Gabinete Municipal de Tráfico.

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