Crítica:

Una vieja receta

James L. Brooks quería conta una historia sobre Ias relaciones madre-hija. Había leído diversos argumentos sobre el tema. La fuerza del cariño, novela de Larry McMurty (autor The last picture show), que cuenta 30 años de relaciones entre una viuda dominante (Shirley McLaine) y su única hija (Debra Winger), fue determinante en su decisión. Él mismo se encargó de la adaptación del guión trabajando durante dos años para condensar esta aventura apta para telefilmes, extrayendo una comedia de más de dos horas de duración al gusto del consumidor americano.Brooks debutaba así en ...

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James L. Brooks quería conta una historia sobre Ias relaciones madre-hija. Había leído diversos argumentos sobre el tema. La fuerza del cariño, novela de Larry McMurty (autor The last picture show), que cuenta 30 años de relaciones entre una viuda dominante (Shirley McLaine) y su única hija (Debra Winger), fue determinante en su decisión. Él mismo se encargó de la adaptación del guión trabajando durante dos años para condensar esta aventura apta para telefilmes, extrayendo una comedia de más de dos horas de duración al gusto del consumidor americano.Brooks debutaba así en la industria del cine pero contaba con una experiencia de 15 años de trabajo de televisión como guionista y realizador de series Por tanto, conocía a la perfección las viejas recetas: tomar un personaje con el que se identifique el espectador; que no sea expresamente malvado pero tampoco perfecto; que le ocurran cosas que le obliguen a pasar de la felicidad a la infelicidad y vicevera; hacer intervenir un elemento que deshaga el nudo de los hechos y de las pasiones. Sin duda se producirá la catarsis.

La fuerza del cariño se emite a las 23

15 por TM3.

La crítica se ensañó calificando La fuerza del cariño de película facilona, melosa, superficial, complaciente y plagada de recursos expresivos propios del telefilme. Todo puede ser cierto, pero Brooks trabajó a conciencia la historía para elaborar una película sobre el tipo del arnericano inedio, complaciéndole enteramente al incluir todos los arquetipos del cine actual de Hollywood: amor, relaciones humanas, vida familiar, dolor dignamente sufrido y muerte. Construyó una maquinaria perfecta para producir emociones que se tradujeron en éxito de taquilla (28 millones de dólares en los tres primeros meses de producción en EE UU) y varios oscars: mejor actriz (Shirley McLaine), mejor actor (Jack Nicholson), mejor director y mejor adaptación.

La película sigue en todo momento el hilo argumental de la novela conduciendo la historia -cómica a juicio del director- hacia un final trágico con deselance lacrimógeno. Tan sólo se tomó la libertad de crear el personaje del astronauta que integra todos los pretendientes de la prepotente madre. El actor aceptó un papel secundario con un director debutante porque fue el único guión que le hizo llorar al leerlo. Además de contar con este actor, Brooks se rodeó de buenos especialistas. Andrej Bartkowiak, joven director de lotografia polaco y colaborador asiduo de Sidney Lumet, es el autor del tono visual de la película.

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