LA ANTICIPACIÓN DE LAS LEGISLATIVAS

CiU pretende conservar el electorado 'españolista' que votó a Roca en 1986

El objetivo de Convergéncia i Unió (CiU) en las elecciones legislativas de¡ 29 de octubre es mantener el -apoyo de¡ electorado conservador y centrista, de orientación españolista, que en 1986 apoyó a Miquel Roca como candidato a la presidencia de] Gobierno por el ya desaparecido Partido Reformista Democrático (PRD). La dirección de CiU ha acogido con satisfacción la designación de José María Aznar como candidato de¡ Partido Popular (PP) a la presidencia de] Gobierno, porque considera que tendrá mucho menos atractivo que Manuel Fraga para el electorado conservador catalán.

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El objetivo de Convergéncia i Unió (CiU) en las elecciones legislativas de¡ 29 de octubre es mantener el -apoyo de¡ electorado conservador y centrista, de orientación españolista, que en 1986 apoyó a Miquel Roca como candidato a la presidencia de] Gobierno por el ya desaparecido Partido Reformista Democrático (PRD). La dirección de CiU ha acogido con satisfacción la designación de José María Aznar como candidato de¡ Partido Popular (PP) a la presidencia de] Gobierno, porque considera que tendrá mucho menos atractivo que Manuel Fraga para el electorado conservador catalán.

El repliegue de Roca al ámbito catalán tras la aventura reformista -que le acarreó acusaciones de españolismo desde sectores nacionalistas- obliga a CiU a centrar la campaña electoral en la política autonómica. Dirigentes de CiU han indicado que, sin renunciar a dar su opinión sobre todas las cuestiones de la política general española, Roca se presentará de nuevo a sí mismo y a la coalición nacionalista como los mejores defensores de Cataluña en Madrid.Esta orientación, sin embargo, no es la más atractiva para los electorados conservador y centrista. La apuesta presidencial de Roca en 1986 le reportó en Cataluña el apoyo de 240.000 electores más que en las anteriores elecciones legislativas y situó su listón en 1.012.054 votos. La mitad de este incremento procedía de electores que en anteriores comicios habían votado a Coalición Popular (CP), que perdió entonces 143.000 votos en Cataluña. CiU se benefició también en 1986 de que el CDS de Adolfo Suárez no consiguiera retener la totalidad del electorado centrista catalán que lo había apoyado en los ya lejanos comicios de 1977 y 1979.

El buen resultado de CiU en Cataluña en 1986 redujo a su punto más bajo la diferencia en votos que ha separado al centro-derecha nacionalista de los socialistas en todas las elecciones legislativas. El PSC ha ganado en Cataluña en todas las elecciones legislativas. La diferencia entre el partido que encabeza Raimon Obiols y CiU fue de 328.000 votos en 1977 y de 394.000 en 1979. Ascendió a 803.000 sufragios en 1982, aprovechando el tirón del proyecto de cambio ofrecido entonces por el PSOE en toda España, y quedó en 282.049 en 1986, año en que la coalición nacionalista apadrinó la operación reformista.

Los responsables de diseñar la campaña de CiU opinan que el candidato del Partido Popular (PP), José María Aznar, es un desconocido para el elector español en general y están convencidos de que no tendrá fuerza suficiente para recuperar el sector del electorado catalán conservador que oscila entre CiU y el PP.

El fraude fiscal

La orientación de la campaña de CiU será la avanzada ya en las declaraciones efectuadas en los dos últimos meses por el presidente de la Generalitat y máximo dirigente de CíU, Jordí Pujol, sumamente críticas respecto de la política autonómica del Gobierno del PSOE.

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Pujol ha manifestado que la persistencia de la actual política autonómica socialista podría llevar a CiU a solicitar la revisión del Estatut y de la Constitución, tal como propugnan Esquerra Republicana (ERC) y los nacionalistas extraparlamentarios, y ha extendido sus críticas a las sentencias del Tribunal Constitucional. Una de las frases repetidas por Pujol y Roca en las últimas semanas es: "Cuatro años más de política autonómica del PSOE serían nefastos para Cataluña".

La radicalización del discurso nacionalista que acompaña a estas tomas de posición de los dirigentes de CiU encaja mal, sin embargo, con su pretensión de mantener el apoyo del electorado conservador, poco proclive a cambios radicales. Para compensar este aspecto de su campaña, CiU atacará también la política fiscal de los socialistas. De forma especial y desde que fue conocido el asunto ole las primas únicas, Roca no pierde ocasión para descalificar la política antifraude llevada a cabo por el Gobierno y asegura que es demagógica e ineficaz. Roca acusa a la vez al Ejecutivo de proteger el dinero negro mediante los pagarés del Tesoro.

La inclusión del secretario de Estado de Hacienda, José Borrell, como número tres en la candidatura de los socialistas por Barcelona facilitará probablemente la polémica sobre estas cuestiones. Fuentes de CiU indican que Roca pretende que la inminente campaña electoral no suponga enfrentamiento personal con el ministro de Defensa, Narcís Serra, su amigo y ex socio de despacho profesional, que encabezará la lista catalana de los socialistas.

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