Crítica:CINE EN TELEVISIÓN

Rooster Cogburn, acto seguido

Dos veteranos y admirables monstruos sagrados de la pantalla trabajaron por primera -y también última- vez juntos en 1975: John Wayne y Katherine Hepburn. El placer podía haber sido mayúsculo, pero la materia prima elegida para la gozosa ocasión era de poco alcance: una secuela de Valor de ley, la película por la que Wayne ganara el Oscar y en la que interpretara a ese sheriff tuerto y borrachín -borrachón, vamos, que a John no le van los diminutivos- llamado Rooster Cogburn.Para esta secuela -llamada simplemente Rooster Cogburn en el original, aquí El ...

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Dos veteranos y admirables monstruos sagrados de la pantalla trabajaron por primera -y también última- vez juntos en 1975: John Wayne y Katherine Hepburn. El placer podía haber sido mayúsculo, pero la materia prima elegida para la gozosa ocasión era de poco alcance: una secuela de Valor de ley, la película por la que Wayne ganara el Oscar y en la que interpretara a ese sheriff tuerto y borrachín -borrachón, vamos, que a John no le van los diminutivos- llamado Rooster Cogburn.Para esta secuela -llamada simplemente Rooster Cogburn en el original, aquí El rifle y la Biblia, que no es un desacertado título y da idea de la oposición de los dos personajes- ya no se contó con Henrry Hathaway -que había hecho de Valor de ley un western robusto, hermoso, clásico- y la puesta en escena pasó a Stuart Millar.

Paisajes

Millar tenía en su haber un ignorado pero estupendo westem moderno, Cuando mueren las leyendas, y como denominador común entre las dos obras -aparte el whisky: Richard Widmark también empinaba el codo en aquella ocasión que era un contento sólo podemos apreciar el gusto por el paisaje, los espesos bosques, los maravillosos cielos y los paradisíacos ríos y lagos.Más allá de ello, ni el guión ni la cadencia narrativa tiene lustre y la función queda exclusivamente reservada a los dos ancianos actores; igual que Fonda y Hepburn en En el estanque dorado, la química de dos bestias con el pasado glorioso funciona por sí solo, casi no les pedimos actuar, ni crear personajes de verdad, ni sentimientos. Unicamente queremos verles. Y, desde luego, es un placer verles.

Otro monstruo, aunque no de ayer sino de hoy, es Tom Cruise, y hoy le tenemos en Risky business,comedia juvenil realizada por Paul Brickman en 1983 sobre la que puede liar nuestro protagonista cuando sus padres marchan de fin de semana. Ligera, con sus buenos ratos y la atractiva presencia de Rebecca de Mornay, a Risky business hay que leerla entre líneas, propone todo un tratado de la América de nuestros días y su acceso al triunfo y la felicidad, un sustrado no muy grato en realidad. Risky Business significó el empujón definitivo en la carrera cinematográfica de Tom Cruise, convertido hoy a sus 27 años en el prototipo del héroe norteamericano adolescente.

Cénit de la fantasía, la música, el pop art y el espíritu de los sesenta es, qué duda cabe, El submarino amarillo, clásico indiscutible del cine de dibujos animados y de la sonora irrupción de los Beatles en el séptimo arte. Sigue siendo un filme totalmente irresistible.

Las hermanas alemanas es un filme comprometido ideológicamente, muy directo y franco, sobre dos hermanas antitéticas -una de ellas pertenece a la banda Baader-Meinhoff- y su contexto social, realizada con sensibilidad y penetración por Margarethe von Trotta y muy bien interpretada en sus papeles principales por Jutta Lampe y Bárbara Sukowa.

El rifle y la Biblia se emite a las 16.05. Risky Business, a las 22.15; Submarino amarillo, a las 00.40, y Las hermanas alemanas, a las 07.20, todas por TVE 1.

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