Memorable melodrama de Vidor

Es un placer reencontrar esta noche, en el espacio Clásicos en blanco y negro, una película como Pasión bajo la niebla, una de las tres últimas grandes obras de King Vidor, junto a La pradera sin ley, la monumental Guerra y paz -pues la última, Salomón y la reina de Saba, con ser estimable, es de menor empaque- Pasión bajo la niebla es un filme vigoroso, tenso, un melodrama de amores frustrados, puritanismo e intolerancia del que emerge ese Vidor de siempre, ese Vidor rural, lírico y de resonancias bíblicas.Excesivo también es, aunque sus resultados co...

Es un placer reencontrar esta noche, en el espacio Clásicos en blanco y negro, una película como Pasión bajo la niebla, una de las tres últimas grandes obras de King Vidor, junto a La pradera sin ley, la monumental Guerra y paz -pues la última, Salomón y la reina de Saba, con ser estimable, es de menor empaque- Pasión bajo la niebla es un filme vigoroso, tenso, un melodrama de amores frustrados, puritanismo e intolerancia del que emerge ese Vidor de siempre, ese Vidor rural, lírico y de resonancias bíblicas.Excesivo también es, aunque sus resultados corren en otro sentido, La madrastra del seminarista, con la figura emblemática de Edwidge Fenech, erotizando al joven mozo que lleva camino de vestir hábitos. Vamos, una historia con sotana, que siempre posee aires de mayor provocación.

El mejor alcalde el rey, se trata de una adaptación de la obra de Lope de Vega, realizada en 1973 por Rafael Gil con lujo de decorados y vestuario, pero a todas luces superficial, hueca.