Entrevista:LA REFUNDACIÓN DE ALIANZA POPULAR

"Un Gobierno de centro-derecha dialogaría mejor con los sindicatos"

Hace un año, José María Aznar pronunció una conferencia en el Club Siglo XXI que fue interpretada como el clarinazo de salida de las operaciones que han conducido a la reorganización de AP bajo el liderazgo de Manuel Fraga y a la defenestración de Antonio Hernández Mancha, a quien Aznar desea "lo mejor". El presidente de Castilla y León asegura que no habrá problemas entre el núcleo clásico de AP y el grupo de Marcelino Oreja: "Desde luego, muchos menos de los que se plantean entre Redondo y González".

Pregunta. El cambio de AP supone el regreso de personas que colaboraron con es...

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Hace un año, José María Aznar pronunció una conferencia en el Club Siglo XXI que fue interpretada como el clarinazo de salida de las operaciones que han conducido a la reorganización de AP bajo el liderazgo de Manuel Fraga y a la defenestración de Antonio Hernández Mancha, a quien Aznar desea "lo mejor". El presidente de Castilla y León asegura que no habrá problemas entre el núcleo clásico de AP y el grupo de Marcelino Oreja: "Desde luego, muchos menos de los que se plantean entre Redondo y González".

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Pregunta. El cambio de AP supone el regreso de personas que colaboraron con este partido y se apartaron después. ¿Qué ha sucedido para que ahora se esté rehaciendo lo que en 1986 era considerado un fracaso?Respuesta. Probablemente haya cambiado la disposición de muchas personas, que ahora es mucho más favorable. La demanda social, cada vez más intensa, ha sido escuchada con mayor nitidez. Yo me congratulo mucho de esas incorporaciones.

P. Usted conoce bien a la base del partido. ¿Qué acogida puede dispensar a democristianos y liberales?

R. Si hay algo sólido y generoso en Alianza Popular es su base. Otra cosa es que las actitudes de algunas personas no hayan sido bien vistas por el partido y por amplios sectores sociales. El impulso a este nuevo proyecto va a ser intenso por parte de AP y lo he comprobado personalmente: en todas partes late el deseo de que se haga lo posible por llegar al entendimiento.

P. En su criterio, ¿cuál es el mensaje que el congreso debe dirigir a la sociedad?

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R. Creo que el proyecto socialista está agotado y hay organizaciones o grupos que quieren sustituir ese proyecto por más socialismo. Pues yo digo que ni ese proyecto, que está agotado, ni tampoco el otro, que llevaría a cometer todavía más errores. Tenemos nuestro propio proyecto, cada vez rnás renovado, que busca a la mayoría social del país. Y eso supone precisar la definición política y la estrategia, y ganar credibilidad en muchos sectores

Fraga, candidato

P. ¿Tiene usted un candidato a la presidencia del Gobierno?

R. Yo no. Hombre, yo creo en el principal de mi partido, que es don Manuel Fraga. Pero Fraga asegura que él no va a serLo. Aunque hace cinco meses decía que no iba a volver a la presidencia de AP.

R. Yo conozco bien esa historia y creo que sobre eso hay que dar pocas explicaciones. Todo el mundo hubiera deseado que las cosas fueran suficientemente bien para ahorrarnos muchos problemas. Al final pasa lo que tiene que pasar.

P. ¿El centro-derecha puede alcanzar el poder del Estado sin el centrismo, sin Adolfo Suárez?

R. Posible claro que lo es. Pero uno de los grandes defectos del centro-derecha en España es intentar quemar etapas y precipitarse. Nuestra tarea es doble: primero la reconstrucción interna y después la refundación y expansión hacia el exterior. Pongámonos a ello, y si todo va bien, estupendo. Ahora bien, parece que la tendencia general es que las mayorías absolutas sean cada vez más difíciles, y, por tanto, los acuerdos cada vez más necesarios. Si se habla de entendimientos, habrá que hacerlo con fuerzas con respaldo electoral, y es evidente que el CDS es una de ellas.

P. ¿Qué visión tiene usted del socialismo en estos momentos?

R. Yo veo que la divergencia abierta es de extraordinaria profundidad. Lo que en ningún caso se puede aceptar, por nuestra parte, es caer en la trampa de presentar las cosas ante la opinión como si el debate político se diera exclusivamente entre el Gobierno o los sindicatos. Eso no es el debate: a partir de ahora, se trata de ver quién tiene razón, si el Gobierno o las propuestas alternativas de la oposición.

P. Supongamos que un Gobierno liberal-conservador llega al poder tras las próximas elec

R. Hipótesis deseable.

P. Bien, es posible que esa opción alcance el poder tras un gran conflicto de los sindicatos con el Gobierno anterior. ¿Qué hace entonces el nuevo?

R. No se me puede pedir que me ponga en las mismas circunstancias que Felipe González. La situación cambiaría y probablemente sería distinto el planteamiento, porque ¿estas demandas sindicales nacen estrictamente como peticiones sobre cinco puntos, o es un proceso que culmina con una huelga general? Dicho de otra manera: ¿Un Goblerno de centro-derecha tiene menos capacidad de diálogo con los sindicatos que un Gobierno socialista? La huelga general ha demostrado que eso no es verdad. Y además la experiencia histórica lo avala: los Gobiernos de UCD llegaron a acuerdos con los sindicatos.

Desarrollo de las autonomías

P. El PSOE ha mantenido aparcado el desarrollo de las autonomías. ¿Qué actitud tomaría un Gobierno liberal-conservador?

R. Yo soy partidario de recuperar la política de consenso constitucional y éste es uno de los temas adecuados. En segundo lugar, hay que impulsar una política de confianza constitucional y eso significa adaptarse bastante al texto de la Constitución. Hay 10 comunidades autónomas que tienen derecho a acceder a nuevas competencias y es inevitable poner en marcha el proceso.

P. Hace más de un año pidió una entrevista con el jefe del Gobierno. ¿Ha tenido respuesta?

R. En la Semana Santa de 1988 se recibió un aviso de la Moncloa anunciando que nos convocarían después de esa semana. Hay que reconocer, porque conviene no perder el humor, que hasta que no comience la Semana Santa de 1989 estamos después de la Semana Santa de 1988.

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