Crítica:

Puntal de nuestro cine

La caza, realizada en 1965, es la tercera película larga de Carlos Saura -tras Los golfos, cuya fecha de producción se remonta a seis años antes, y Llanto por un bandido, de 1963- y su primera colaboración con un productor con el que los encuentros se han ido sucediendo a lo largo de la vida profesional de ambos: Elías Querejeta.Es, como todo el mundo sabe, un puntal de nuestro cine de los sesenta, que a partir de ese momento ya pudo llamarse, siguiendo el vaivén de los tiempos y el del mejor cine europeo, nuevo. Alcanzó el premio a la mejor dirección en el festival...

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La caza, realizada en 1965, es la tercera película larga de Carlos Saura -tras Los golfos, cuya fecha de producción se remonta a seis años antes, y Llanto por un bandido, de 1963- y su primera colaboración con un productor con el que los encuentros se han ido sucediendo a lo largo de la vida profesional de ambos: Elías Querejeta.Es, como todo el mundo sabe, un puntal de nuestro cine de los sesenta, que a partir de ese momento ya pudo llamarse, siguiendo el vaivén de los tiempos y el del mejor cine europeo, nuevo. Alcanzó el premio a la mejor dirección en el festival de Berlín de 1966, y hoy sigue siendo, cuando su filmografía es ya extensa y valiosa, uno de los trabajos más redondos de Saura.

Su importancia puede verse tanto desde un punto de vista meramente técnico, con una factura narrativa de primera línea y una fotografía, del excelente y tan llorado Luis Cuadrado, extraordinaria en sus múltiples matices, como desde la atalaya de unas interpretaciones sobrecogedoras de Ismael Merlo, Alfredo Mayo, Emilio Gutiérrez Caba y, sobre todo, el grandioso José María Prada. Los tres primeros fallecidos ya.

Pero si La caza fue y es un filme histórico es porque Saura y, colaborando con él en el guión, Angelino Fons supieron dar una visión de nuestra realidad mediante la metáfora -el lenguaje críptico lo utilizará Saura desde ese momento hasta la muerte de Franco- de tres amigos y un muchacho que salen una buena mañana a la caza del conejo. De hecho, nada es lo que en un principio parece.

Los amigos dejarán de serlo cuando las máscaras caigan y aparezcan rencores, problemas personales, egoísmos y ambiciones, un mosaico de aberrantes conductas y demonios internos que conducirán la partida a una situación límite trágica.

El significativo microcosmos humano subrayará su desasosegadora situación a través del paisaje -localizaciones que Saura ya había utilizado en Llanto por un bandido-, un paisaje desolado, sin árboles, austero y seco, cuya triste poética pondrá al descubierto unas vidas miserables.

La película también sufrió las consecuencias de una censura existente en la época y sus realizadores se las vieron y desearon para contar lo que querían sin tener que meter tijera a lo que ellos consideraban un guión ultimado.

La caza se emite a las 21.20 por TVE-2.

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