Tribuna:

'Le président'

Francia es el país de los presidentes. No hay título más extendido y amado entre los franceses. El director general de una empresa es, además, presidente. De ahí sale el pedegé (PDG), título más codiciado que el pieigdi (PhD) de los anglosajones (doctor en filosofía). La regionalización ha permitido la aparición de los presidentes de consejo regional y de consejo general de departamento. Estos cargos suelen ocuparlos los diputados y los senadores, que en muchos casos son también alcaldes. Se les llama diputado-alcalde o senador- alcalde, pero en cuanto uno se descuida aparecen co...

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Francia es el país de los presidentes. No hay título más extendido y amado entre los franceses. El director general de una empresa es, además, presidente. De ahí sale el pedegé (PDG), título más codiciado que el pieigdi (PhD) de los anglosajones (doctor en filosofía). La regionalización ha permitido la aparición de los presidentes de consejo regional y de consejo general de departamento. Estos cargos suelen ocuparlos los diputados y los senadores, que en muchos casos son también alcaldes. Se les llama diputado-alcalde o senador- alcalde, pero en cuanto uno se descuida aparecen como presidentes.No se sabe muy bien qué presiden, pero no hay dudas de que algo presiden. Hay mucha cosa que presidir en Francia. Y si no presiden significa que han presidido. En Francia, cuando el cargo le abandona a uno, el título y el tratamiento no se le caen. Los ex primeros ministros de la IV República, muy poquitos ya y todos ancianos, son monsieur le président. Con la III y la IV el primer ministro recibía el nombre más prestigioso de presidente del Consejo de Ministros o, más abreviadamente, presidente del Consejo. Era la presidencia más reluciente y la más codiciada por toda la vastísima clase de presidenciables. El presidente de la República no tenía ningún poder. Estaba desposeído incluso del aura de su título. De Gaulle puso las cosas en su sitio. El presidente de la República fue a partir de entonces el presidente por excelencia, el más presidente de todos y la síntesis de todos los presidentes. Fue incluso una tentación a eliminar a todos los otros presidentes.

Monsieur le président es todo un tratamiento. Como en la palabra señor, la sublimación del título se produce en la pompa y la circunspección con que se pronuncia cuando se aplica al soberano, que en el caso francés es electivo y es el presidente de la República. Sí señor, cuando aplicamos el más común de los tratamientos olvidamos que en su origen designaba a Dios y a quienes le representaban en la tierra. Llegará un día en que todos los franceses serán presidentes.

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