Algo huele mal en Arkansas

Brubaker es un filme pretendidamente virulento y crítico con la sociedad norteamericana, con un poder que permite las mayores corrupciones en las penitenciarías, como éstas de la granja-prisión de Cummins, en Arkansas, que aunque estén en la película aderezadas con una bella capa de ficción, pertenecen a un hecho real, un hecho ocurrido en 1968 y que tuvo por protagonista a un íntegro alcaide que descubrió una dantesca realidad: más de 200 reclusos muertos en misteriosas circunstancias.El caso dio para mucha carnaza cinematográfica. Aquí el protagonista se introduce de incógnito en su m...

Brubaker es un filme pretendidamente virulento y crítico con la sociedad norteamericana, con un poder que permite las mayores corrupciones en las penitenciarías, como éstas de la granja-prisión de Cummins, en Arkansas, que aunque estén en la película aderezadas con una bella capa de ficción, pertenecen a un hecho real, un hecho ocurrido en 1968 y que tuvo por protagonista a un íntegro alcaide que descubrió una dantesca realidad: más de 200 reclusos muertos en misteriosas circunstancias.El caso dio para mucha carnaza cinematográfica. Aquí el protagonista se introduce de incógnito en su misma cárcel, como uno más de sus reclusos, hasta descubrir, desde dentro, toda la verdad. Por lo que hace a La invasión de los bárbaros, se trata de una película histórica de aventuras que fue el canto del cisne, y no precisamente de antología, de Robert Siodmak, un veterano que había dado piezas mayúsculas del cine negro americano.

Un vampiro para dos, realizada por Pedro Lazaga en 1966, es una de aquellas tópicas comedietas con José Luis López Vázquez y Gracita Morales, que hoy puede provocar un cierto regocijo.