Un matrimonio y su sirvienta, asesinados a cuchilladas en Madrid

El ingeniero norteamericano William Gardner, de 67 años; su esposa, Amelia López del Moral, de 62, y su sirvienta, Benita Carretero Martínez, de 63, murieron acuchillados en el piso que ocupaban en el número 50 de la calle del Alcalde Sainz de Baranda, de Madrid. Según las primeras investigaciones policiales, los asesinatos se produjeron en la tarde del pasado domingo, pero los cadáveres no fueron descubiertos hasta las diez de la noche del martes, cuando la portera, María Doñoro, se extrañó de que el matrimonio llevara dos días sin sacar la basura.María se alarmó al observar que por la puerta...

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El ingeniero norteamericano William Gardner, de 67 años; su esposa, Amelia López del Moral, de 62, y su sirvienta, Benita Carretero Martínez, de 63, murieron acuchillados en el piso que ocupaban en el número 50 de la calle del Alcalde Sainz de Baranda, de Madrid. Según las primeras investigaciones policiales, los asesinatos se produjeron en la tarde del pasado domingo, pero los cadáveres no fueron descubiertos hasta las diez de la noche del martes, cuando la portera, María Doñoro, se extrañó de que el matrimonio llevara dos días sin sacar la basura.María se alarmó al observar que por la puerta de la casa se filtraba luz y que, sin embargo, nadie respondía a sus llamadas. Decidió comunicar entonces sus temores al conserje del inmueble número 33 de la misma calle, hermano de Benita, la empleada del matrimonio Gardner.

El conserje y su mujer acudieron al piso y, valiéndose de un duplicado de llaves, entraron en el mismo, acompañados de los porteros de la finca. Al llegar al pasillo, el grupo descubrió a Benita Carretero caída en medio de un gran charco de sangre, junto al que había un cuchillo de 23 centímetros de hoja y 12 de empuñadura, que había sido lavado. Posteriormente hallaron el cadáver de María Amelia López del Moral en el comedor, y el de su marido, William Gardner, en el salón contiguo.

La policía cree que el móvil del triple crimen pudo ser el robo. La inspección ocular permitió conocer que los homicidas habían revuelto en numerosos cajones, posiblemente en busca de dinero o alhajas. Según algunos vecinos de la finca, los asesinos se apoderaron de dos gruesos brillantes, propiedad de María Amelia López del Moral.

Los más antiguos vecinos de la calle del Alcalde Sainz de Baranda resucitaron ayer el fantasma de José María Manuel Pablo de la Cruz Jarabo Pérez Morris, que hace 30 años cometió un cuádruple crimen en una zona próxima al lugar donde ahora se han producido los asesinatos.

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