Crítica:

Sin concesiones

Josep Anton Salgot es un nombre imprescindible del cine catalán a la hora de establecer su historia reciente. Él fue autor, junto con Carles Jover, de un cortometraje mítico, Madison, que entre el guiño nostálgico y la crítica suave panoramizaba la emblemática juventud de los sesenta, concretamete la de la Barcelona bien asentada. Del éxito de esa cinta surgió otra, ya largometraje, que volvieron a realizar los cineastas, Serenata a la luz de la luna, que no alcanzó la fama deseada, pero sigue siendo referencia sociológica inevitable. Ya en solitario, Salgot abordó las antípodas ...

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Josep Anton Salgot es un nombre imprescindible del cine catalán a la hora de establecer su historia reciente. Él fue autor, junto con Carles Jover, de un cortometraje mítico, Madison, que entre el guiño nostálgico y la crítica suave panoramizaba la emblemática juventud de los sesenta, concretamete la de la Barcelona bien asentada. Del éxito de esa cinta surgió otra, ya largometraje, que volvieron a realizar los cineastas, Serenata a la luz de la luna, que no alcanzó la fama deseada, pero sigue siendo referencia sociológica inevitable. Ya en solitario, Salgot abordó las antípodas de la comedia amable, esto es, el drama sin concesiones, narrando, a partir de un argumento de Bigas Luna -muy reconocible en su angustia-, la historia de una madre y, su hijo autista, la soledad del niño en su otro mundo y el progresivo aislamiento de la mujer de éste.Mater amatísima se emite hoy, a las 22.15, por TVE-2

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