Crítica:'GALLÍPOLI'

El té de las cinco

En Gallípoli, la península que domina el estrecho de los Dardanelos, tuvo lugar durante la 1 Guerra Mundial una matanza cruel (¿hay matanzas plácidas?): aliada Australia con el Reino Unido, las tropas de aquélla hicieron frente a los turcos, mientras las de éste desembarcaban por sorpresa en una playa cercana; vamos, como en El Álamo, unos entretienen al enemigo y mueren y otros se llevan la gloria. Centenares de jóvenes australianos cayeron por la incompetencia de los mandos británicos, un capítulo bélico que Peter Weir, excelente cineasta australiano ...

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En Gallípoli, la península que domina el estrecho de los Dardanelos, tuvo lugar durante la 1 Guerra Mundial una matanza cruel (¿hay matanzas plácidas?): aliada Australia con el Reino Unido, las tropas de aquélla hicieron frente a los turcos, mientras las de éste desembarcaban por sorpresa en una playa cercana; vamos, como en El Álamo, unos entretienen al enemigo y mueren y otros se llevan la gloria. Centenares de jóvenes australianos cayeron por la incompetencia de los mandos británicos, un capítulo bélico que Peter Weir, excelente cineasta australiano (Pic-nic en Hanging Rock, La última ola) absorbido últimamente por el cine norteamericano (Único testigo, La costa de los mosquitos), nos contó en 1981 en un filme explícitamente llamado Gallípoli.Sobre la verdad o no verdad de algunos parajes -el de los inglesitos tan tranquilamente tomando su té de las cinco, mientras a pocos kilómetros caen como mosquitos, en la costa, los chicos lugareños, aparece en exceso caricaturesco-, no viene al caso pronunciarse. Sí, en cambio, reconocer una sólida factura, momentos bellísimos y fuerza al filme, aunque se eche de menos esa mirada especial, solemne, de gran antropólogo, que Weir ha sabido imponer en sus imágenes en los mejores momentos de su obra,

Gallípoli se emite esta noche, a las 22.25, en TVE1.

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