Ángel Martín Benito

Funcionario de prisiones y ex entrenador del Español de baloncesto

Ángel Martín Benito, de 28 años, tiene las tardes libres desde la semana pasada. Para él, es algo anormal. Acostumbrado a una intensa doble vida, fue destituido el pasado sábado día 10 como entrenador del IFA Español de baloncesto cuando sólo se llevaban jugados cuatro partidos de Liga. Ahora le queda su trabajo oficial: funcionario de prisiones, adscrito a la Dirección General de Instituciones Penitenciarias de la Generalitat. El curioso pluriempleo ha terminado, aunque él espera que sea pasajero.

Ángel Martín Benito tiene un carácter optimista que le permite expresarse con ironía en l...

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Ángel Martín Benito, de 28 años, tiene las tardes libres desde la semana pasada. Para él, es algo anormal. Acostumbrado a una intensa doble vida, fue destituido el pasado sábado día 10 como entrenador del IFA Español de baloncesto cuando sólo se llevaban jugados cuatro partidos de Liga. Ahora le queda su trabajo oficial: funcionario de prisiones, adscrito a la Dirección General de Instituciones Penitenciarias de la Generalitat. El curioso pluriempleo ha terminado, aunque él espera que sea pasajero.

Ángel Martín Benito tiene un carácter optimista que le permite expresarse con ironía en los malos momentos. Por algo los jóvenes de la prisión de la Trinitat le llamaban el sonrisas. "Yo no lo he hecho ni bien ni mal", dice respecto a su fugaz paso por el Español, "porque no he tenido tiempo para nada".El ex entrenador del Español tiene su teoría particular sobre la compaginación del baloncesto con las prisiones. "El mundo de las cárceles es muy duro, y necesitas olvidarte completamente de ellas en cuanto acabas tus ocho horas. El baloncesto ha sido mi válvula de escape, y ha funcionado muy bien".

Martín Benito comenzó a interesarse por el baloncesto en Lugo, cuando tenía 10 años. "Nuestro vecino era Ángel Serrano, entonces -capitán del Breogán. Mis hermanos y yo empezamos a acompañarle al pabellón, e incluso le llevábamos su bolsa de deporte". La entrada en el mundo de las cárceles también fue accidental. "Terminé la carrera de Derecho y leí un anuncio en el que pedían ayudantes de instituciones penitenciarias. Yo creía que era un trabajo de oficina, y no me enteré de la verdad hasta que comencé el segundo examen. Pero estaba en paro y seguí".

"Cuando llegamos a la Trinitat, después de dos meses de cursillos teóricos, nos recibió un funcionario veterano. Y lo primero que nos dijo fue: olvidaos del cursillo, porque uno de los que están aquí tiene más vida que todos vosotros juntos. El primer año cometí el error de tutear a los presos. No hay que darles la mínima confianza, porque ellos son mucho más listos que tú. Eran tiempos muy conflictivos, pero tuve suerte".

Martín Benito trabajó en la Trinitat, en Lérida 2 y en la Modelo, antes de su actual destino en la dirección general de la Generalitat, y se salvó por los pelos de un secuestro en las celdas de aislamiento. Mientras, seguía con el baloncesto: "Cuando acababa mi trabajo en Lérida, cogía el coche y bajaba a Barcelona para entrenar a los cadetes del Español. Entonces hacía muchas locuras. Durante una época llegué a entrenar a siete equipos a la vez, o a ver, parcialmente, 19 partidos distintos de escolares en un mismo día".

Los paseos en las prisiones cambiaron su mentalidad y, quizá, le dieron ese punto de ironía que tiene ahora. Durante su corta etapa en el Español, Martín Benito se acercaba a los árbitros y les decía: "Hola, soy el nuevo". Pero nunca ha querido mezclar el baloncesto con la prisión, aunque considera que es un deporte ideal para reeducar a los reclusos: "El baloncesto te enseña a aceptar las normas de la vida. Tienes que obedecer a la autoridad del entrenador, del árbitro y de las reglas, y te integras en un grupo".

Y, de nuevo en tono irónico, Martín Benito añade: "Menos mal que no pedí la excedencia para entrenar al Español, porque no te guardan el sitio cuando vuelves, y lo más fácil es que acabes paseando por la cuarta galería de la Modelo".

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