Clara ventaja de Kasparov en la cuarta partida

La cuarta partida del Campeonato Mundial de ajedrez, que disputan en Sevilla los soviéticos Gari Kasparov y Anatoli Karpov, quedó aplazada ayer tras cinco horas de juego y 40 movimientos, con clara ventaja del actual campeón, Kasparov. Casi todos los especialistas pronostican el inminente abandono de Karpov, pero no se atrevían a asegurarlo. La ida se reanuda hoy. El desarrollo del juego constituyó otro duelo teórico y psicológico desde su inicio. Karpov intentó sorprender a su rival con una nueva jugada, pero éste reaccionó bien y conservó la iniciativa en todo momento. Karpov gana por 2-1. E...

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La cuarta partida del Campeonato Mundial de ajedrez, que disputan en Sevilla los soviéticos Gari Kasparov y Anatoli Karpov, quedó aplazada ayer tras cinco horas de juego y 40 movimientos, con clara ventaja del actual campeón, Kasparov. Casi todos los especialistas pronostican el inminente abandono de Karpov, pero no se atrevían a asegurarlo. La ida se reanuda hoy. El desarrollo del juego constituyó otro duelo teórico y psicológico desde su inicio. Karpov intentó sorprender a su rival con una nueva jugada, pero éste reaccionó bien y conservó la iniciativa en todo momento. Karpov gana por 2-1. El título se juega al mejor de 24 partidas o al primero que se imponga en seis de ellas.

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El juego comenzó con uno de los duelos teóricos y psicológicos más interesantes mantenidos por Kasparov y Karpov, que hasta ayer habían jugado 103 partidas con 13 victorias de cada uno y 77 empates. Karpov llegó tres minutos tarde. Kasparov se había sentado pocos segundos después de que el árbitro, el holandés Geurt Gijssen, pusiera su reloj en marcha y, como es habitual en muchos jugadores, centró perfectamente las piezas en las casillas correspondientes. El gran maestro norteamericano Ruben Fine, psicoanalista freudiano, escribió una vez que este gesto simboliza un deseo frustrado de masturbación. Huelga decir que Fine ve aumentar su lista de enemigos cada vez que un ajedrecista lee esa frase.Por enésima vez, Kasparov optó por no hacer la primera jugada hasta que tuvo enfrente a su rival, con el fin de comprobar la reacción de su rostro mientras la mano del aserbayano tomaba el peón de alfil dama y lo avanzaba dos pasos. Es decir, se repetía la apertura inglesa, a pesar del nefasto resultado que le reportó a Kasparov en la segunda partida. El retraso de Karpov fue muy mal encajado por los fotógrafos, que disponen precisamente de tres minutos para trabajar desde el inicio del juego y fueron inmediatamente invitados a retirarse por el metódico Gijssen.

Carácter orgulloso

Muchos comentaristas esperaban que el campeón fuera prudente y volviera a los cauces normales, jugando uno de los peones centrales. Pero, a pesar de que Kasparov haya pasado ya más de quinientas horas enfrente de Karpov, parece que éste no le ha contagiado la suficiente sangre fría para tomar una decisión tan juiciosa. En realidad, la actitud de Kasparov concuerda perfectamente con su carácter orgulloso y agresivo y se basó con toda seguridad en el trabajo de análisis realizado por su equipo durante el fin de semana.

Cuando llegó el momento clave, la novena jugada de las negras, Karpov no repitió la receta de hace siete años con que ganó el miércoles.

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