Noche loca en Oporto y Portugal, tras el triunfo europeo

Una formidable explosión de alegría popular saludó en Portugal, y sobre todo en Oporto, la victoria del equipo de esta ciudad sobre el Bayern de Múnich en la final de la Copa de Europa de este año. Las calles céntricas de la capital norteña se llenaron de gente gritando, llorando y agitando banderas segundos después del final del partido, y la noche se pasó en ambiente de verbena hasta las primeras horas de la mañana. Todos aquellos que consiguieron un medio de transporte acudieron sobre las cinco al aeropuerto de Pedras Rubras, para asistir a la llegada de los héroes, provocando el mayor atas...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Una formidable explosión de alegría popular saludó en Portugal, y sobre todo en Oporto, la victoria del equipo de esta ciudad sobre el Bayern de Múnich en la final de la Copa de Europa de este año. Las calles céntricas de la capital norteña se llenaron de gente gritando, llorando y agitando banderas segundos después del final del partido, y la noche se pasó en ambiente de verbena hasta las primeras horas de la mañana. Todos aquellos que consiguieron un medio de transporte acudieron sobre las cinco al aeropuerto de Pedras Rubras, para asistir a la llegada de los héroes, provocando el mayor atasco de la historia de la ciudad.

Visiblemente cansados, los 13 magníficos -los 11 jugadores, el entrenador, Artur Jorge, y el presidente del club, Pinto da Costa- no consiguieron escapar- fueron llevados en triunfo hasta el estadio de las Antas. Pero, aun allí, la confusión era tanta que muy pocos consiguieron su objetivo: tocar, o por lo menos ver, el trofeo, finalmente de vuelta a Portugal, después de 25 años de abstinencia, tras su conquista por el Benfica de Lisboa.Para Oporto fue un anticipo de las tradicionales fiestas populares de la ciudad, del día de San Juan, y a pesar de la tradicional rivalidad entre el norte y sur, Oporto y Lisboa, también presente en el fútbol, esta vez la fiesta fue nacional.

Junto a la hinchada lisboeta del nuevo campeón europeo, la alegría de los adeptos del Benfica y del Spórting, con sus emblemas y banderas, no fue menor que la de los portistas: en realidad es que la temporada ha sido feliz para todos, con el campeonato y la Copa nacionales distribuidos entre los grandes (Benfica y Spórting), y esta victoria del Oporto asegura la presencia de otros dos clubes portugueses en los torneos europeos del próximo año.

Tensas horas

Las calles de las ciudades portuguesas estaban en la mañana de ayer anormalmente silenciosas, y muchos fueron los que no fueron al trabajo o llegaron retrasados y con cara de resaca. La borrachera de alegría fue a la medida de las horas de angustia vividas antes y durante la primera mitad del partido.El comercio de Oporto cerró una hora antes del inicio del partido, y a pesar de las muchas pantallas gigantes instaladas en restaurantes y cafés, la mayor parte de los aficionados prefirió seguir el encuentro en casa.

Los 45 primeros minutos, y sobre todo el primer tanto de Bayern parecieron confirmar las previsiones más pesimistas, y algunos apagaron el televisor incapaces de soportar la tensión. Los títulos de la prensa portugesa de ayer reflejaban también este vaivén de emociones: "Del infierno al paraíso en dos minutos", recuerda el diario deportivo O Jogo, de Oporto.

"Porto, rey de Europa", afirma el Jornal de Noticias, también de Oporto, que dedica al acontecimiento la totalidad de su primera página, con letras, destacadas, que señalan: "Viena, un vals en dos tantos".

A Bola, el mayor periódico deportivo portugués, anuncia: "Porto, el mayor de Europa", un himno al fútbol en el segundo tiempo del campeón europeo y comenta que "el Prater vio a dos Porto; uno, tímido, prudente, tal vez demasiado; nada ambicioso, que fue el del primer tiempo, y otro, atrevido, audaz, eficaz, brillante, con garra y convincente, que fue el del segundo tiempo...".

Los héroes también tienen nombre: el portugués Futre, el argelino Madjer -autor del primer gol de tacón-, el brasileño Juary -del segundo, a centro del anterior-, aunque cada comentarista tenga una visión diferente de la distribución de méritos.

En el ambiente precampaña electoral que se vive en Portugal no podían faltar los intentos de aprovechamiento político del, acontecimiento: del primer ministro al presidente de la República, pasando por todos los partidos políticos, cada uno se apresuró a mandar un telegrama de felicitación, pero la euforia es más nítida entre los conservadores: la derecha es tradicionalmente mayoritaria en el norte, y considera de buen augurio la victoria del Porto para los próximos comicios legislativos: el Benfica es campeón de la Liga nacional de este año, pero "Porto es más europeo".

Archivado En