Un gol del debutante Jankovic dio el triunfo al Real Madrid en El Molinón

El Madrid supo esperar en Gijón el momento justo de la victoria. Desgastó primero al Spórting con un superpoblado centro del campo y luego marcó el gol por medio del yugoslavo Jankovic, que debutaba y que se mostró especialmente acertado en las acciones ofensivas. La suerte para el Madrid fue el no encajar ningún gol cuando pasó grandes agobios en la primera parte con una línea media, experimental y de talante ofensivo, que se dejó comer terreno mientras el Spórting se mantuvo con las fuerzas intactas.El ensayo realizado por Beenhakker en el centro del campo dio resultado, pero no acabó de con...

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El Madrid supo esperar en Gijón el momento justo de la victoria. Desgastó primero al Spórting con un superpoblado centro del campo y luego marcó el gol por medio del yugoslavo Jankovic, que debutaba y que se mostró especialmente acertado en las acciones ofensivas. La suerte para el Madrid fue el no encajar ningún gol cuando pasó grandes agobios en la primera parte con una línea media, experimental y de talante ofensivo, que se dejó comer terreno mientras el Spórting se mantuvo con las fuerzas intactas.El ensayo realizado por Beenhakker en el centro del campo dio resultado, pero no acabó de convencer porque careció de mando. Sus jugadores se amontonaron, ocuparon mucho espacio a lo ancho, pero fueron inocentes a igualdad de fuerzas con el rival. Les costó mucho trabajo al principio desplegar las acciones de ataque porque jugaban en corto y les faltaba acierto en los desplazamientos largos, siempre en diagonal hacia las alas y que eran una y otra vez interceptados por los defensas.

Martín Vázquez fue el hombre que dispuso en esta fase de mayor libertad y no supo aprovecharla. Su concentración defensiva era menor que la de sus compañeros al tener que taponar solo las subidas de Tati por la banda, mientras que Jankovic, Sanchis y Michel estaban demasiado ocupados en fijar las posiciones de Joaquín, Mesa y Marcelino, respectivamente, como para, encima, dibujar ataques. Gordillo no contaba porque se perdía él solo en sus avances embarullados.

El Madrid no lograba ejercer, por tanto, ninguna presión sobre el rival. Sólo los saques largos de Buyo y las acciones decididas de Michel, cuando se atrevía, daban oportunidad a Hugo Sánchez de que pudiera rematar a gol.

Defensivamente, este esquema ofreció resquicios. El talante creador de los centrocampistas madridistas les impidió taponar los espacios vacíos y durante la primera parte se pasaron corriendo más tiempo tras los contrarios que tras el balón. Cumplieron en sus marcajes individuales al dejar poca libertad de movimientos a los constructores de juego del Spórting, pero no fueron capaces de controlar la zona ancha del campo y de cerrar espacios hasta que se impusieron fisicamente. Ello le costó al Madrid soportar diez minutos de gran agobio en la primera parte, de los minutos 21 al 31, en los que Joaquín por dos veces, Eloy y Mesa tuvieron muy cerca la consecución del gol. En ese espacio de tiempo, la banda derecha del Madrid sufrió fisuras de las que Cundi se aprovechó para crear las jugadas de mayor peligro.

Fue un respiro para el Madrid el paso de los minutos sin que el Spórting acertara en el remate porque, según transcurría el encuentro, los jugadores asturianos comenzaron a acusar el desgaste de tener que cubrir tanto campo como el Madrid con un despliegue más encorsetado. Comenzó el Madrid a encontrar huecos en la media y se le empezó a ver el contraataque. Se volvió entonces auténticamente peligroso porque Hugo Sánchez tuvo ganas. El ambiente le era totalmente contrario al no haberse olvidado en El Molinón que provocó la expulsión de Ablanedo II en el primer enfrentamiento de ambos equipos en esta Liga y Hugo se creció, aunque le faltó el gol, que buscó con afán.

Jankovic también tuvo en la segunda parte ocasión de mayor lucimiento y se mostró como un jugador de fácil proyección ofensiva. El mexicano Negrete, en el Spórting, también debutó y se estrenó con un acrobático remate que detuvo Buyo. Fue la única intervención de éste en la segunda parte, que resultó de total mando madridista. Ahogado el Spórting y bien sujetos sus lanzadores, el ensayo le salió bien a Beenhakker. Necesitó de muchos minutos para ello, del desacierto sportinguista en el remate y de que los rivales acabasen entregados al no soportar el ritmo que tuvieron que imprimir al encuentro para superar su inferioridad numérica en el centro del campo.

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