Crítica:CINE

Un programa doble de los de antes

Que no quepa duda: hoy se hacen películas buenas y películas malas, como ayer. El lugar común aquel de "ya no se hacen películas como antes" debería tener un sentido diferente del que habitualmente tiene; habría de considerarse no en términos cualitativos, sino conceptuales.Si algo le falta al cine de hoy que el de ayer tenía en abundancia es cierta pureza de concepción, que en los días que corren sólo aparece larvadamente de tanto en tanto. Pero ¿de qué pureza se está aquí hablando? Inclasificable, abstracta. Un sustrato que se desintegra en la maleza del tiempo y que ese propio tiempo se enc...

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Que no quepa duda: hoy se hacen películas buenas y películas malas, como ayer. El lugar común aquel de "ya no se hacen películas como antes" debería tener un sentido diferente del que habitualmente tiene; habría de considerarse no en términos cualitativos, sino conceptuales.Si algo le falta al cine de hoy que el de ayer tenía en abundancia es cierta pureza de concepción, que en los días que corren sólo aparece larvadamente de tanto en tanto. Pero ¿de qué pureza se está aquí hablando? Inclasificable, abstracta. Un sustrato que se desintegra en la maleza del tiempo y que ese propio tiempo se encarga de embellecer. Llamémoslo clasicismo. Llamémoslo, para el caso, John Ford.

Hay esa pureza en cantidades industriales en La legión invencible. Un western de maravillosos colores y maravillosos cielos que forma parte de lo que se ha dado en llamar la trilogía sobre la caballería y cuyos títulos restantes son Río Grande y Fort Apache. Comúnmente llamadas películas de indios, lo son y no lo son. Es decir, John Ford, aunque rueda como nadie los combates entre pieles rojas y rostros pálidos, no se recrea en ellos. El nudo de esas obras está en la camaradería, en los sentimientos de los personajes, en un cierto desarraigo vital que, a la vez que les ennoblece heroicamente, los trasciende hacia una dimensión de tragedia clásica. Y está también en esos continuos e impertérritos brotes de humor (impagables John Wayne y Victor McLaglen, oliéndole el primero el aliento etílico al segundo), que son, ni más ni menos, señas de identidad de un cineasta con mayúsculas. Las cabalgadas por unas tierras se diría que irreales de Monument Valley van más allá del pasatiempo de hipódromo: son bocanadas antológicas de un imaginario vibrante llamado cine que sólo sabrá saborear quien lamente la pérdida de esa pureza.

La legión invencible se emite hoy a las 16

25 por TVE-1. Fuerza bruta se emite hoy a las 22.10 por TVE-2.

Un estreno

Fuerza bruta es también cine del de ayer y cine bueno. El mejor cine carcelario salido de las manos de un entusiasta del cine negro que dio al género varias de sus obras maestras antes de rendir pleitesía a la ministra de Cultura griega y estropearse el invento: Jules Dassin.No estrenada en España -es de suponer que por su acerada violencia- y muy bien amarrada por un guión férreo de Richard Brooks, Fuerza bruta -ya emitida anteriormente por televisión- pone en cuestión el sistema penitenciario norteamericano a través de una historia sórdida y cruel de motines, rencillas, juegos sucios y barbas brunas. Excelentes Burt Lancaster, Hume Cronyn y Charles Bickford, y muy bellas Ann Blyth, Ella Raines e Yvonne de Carlo. Un lunes muy bueno, un programa doble de los de antes.

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