Crítica:CINE

Historico Antonioni

En 1959, un intruso de Ferrara llamado Michelangelo Antonioni obsequió al respetable con una pieza cinematográfica de rara digestión, La aventura, idónea para desequilibrar equilibrios, aun los de los muy aventajados espectadores del festival de Cannes. Tuvo, no obstante, un premio de consolación para una obra que habría de ser la consolidación -con Al final de la escapada, de Godard; Los 400 golpes, de Truffaut, e Hiroshima, mon amour, de Resnais- del cine moderno.¿Qué es, en definitiva, La aventura? Y, sobre todo, ¿qué es La aventura hoy?, No lo mism...

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En 1959, un intruso de Ferrara llamado Michelangelo Antonioni obsequió al respetable con una pieza cinematográfica de rara digestión, La aventura, idónea para desequilibrar equilibrios, aun los de los muy aventajados espectadores del festival de Cannes. Tuvo, no obstante, un premio de consolación para una obra que habría de ser la consolidación -con Al final de la escapada, de Godard; Los 400 golpes, de Truffaut, e Hiroshima, mon amour, de Resnais- del cine moderno.¿Qué es, en definitiva, La aventura? Y, sobre todo, ¿qué es La aventura hoy?, No lo mismo que ayer, por supuesto, cuando su aparición convulsionó los riachuelos por los que corría tranquila el agua bendita del cine, con un entramado de sentimientos en crisis tratado bajo la más férrea de las austeridades. Antonioni, antes que nada, quizá antes que nadie, propuso con su filme la disección del hombre moderno y su falta de concreción moral. Para ello dispuso de un espléndido comodín, de una fatal víctima, Lea Masari, la actriz que a mitad de la película desaparece para demostrar que la ausencia de un ser humano poca importancia tiene para quienes le rodean, puesto que, tras los dispositivos oficiales correspondientes al caso, su búsqueda empieza a perder peso y a ganar nuevas amistades. Amistades que pueden desaparecer en el momento menos dado para que la cadena ganétin nuevo eslabón y la rueda gire sin cesar. La rueda de la vida. Que no es, precisamente, la rueda de la fortuna.

La aventura se emite hoy, a las 22

10, por TVE-2.

Hoy, La aventura, con sus silencios, sus secuencias largas y sin concesiones y su trágica poesía sobre la soledad de nuestra especie, es susceptible -más aún en el marco de la pequeña pantalla- de provocar indiferencia absoluta en el público. Pero en su momento impactó. Le colgó a Antonioni el sambenito de maestro de la incomunicación a través de un público no sé si muy comunicativo, pero, sin duda, muy in. Su vigencia habría que comprobarla en un contexto que no es, ni de lejos, el de esta noche.

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