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El Madrid y el Cajabilbao, con rigor

El Real Madrid ejecutó un porcentaje del 67% por un 60% del Cajabilbao. 230 tantos en un partido siempre son bien recibidos, pero más si corresponden a un buen juego. Y eso es lo que ayer el público que abarrotó el pabellón pudo degustar, un buen encuentro, el mejor jugado hasta ahora en la Ciudad Deportiva. Al Cajabilbao cabe decirle que lo hizo de forma irreprochable, que dio buena imagen de equipo con vitola de A-1 y que tuvo el gran mérito de no perder nunca la cara y, sobre todo, de no des componerse ante el rival. Nunca dejó de jugar en equipo y actuaciones así suelen escasear.El ...

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El Real Madrid ejecutó un porcentaje del 67% por un 60% del Cajabilbao. 230 tantos en un partido siempre son bien recibidos, pero más si corresponden a un buen juego. Y eso es lo que ayer el público que abarrotó el pabellón pudo degustar, un buen encuentro, el mejor jugado hasta ahora en la Ciudad Deportiva. Al Cajabilbao cabe decirle que lo hizo de forma irreprochable, que dio buena imagen de equipo con vitola de A-1 y que tuvo el gran mérito de no perder nunca la cara y, sobre todo, de no des componerse ante el rival. Nunca dejó de jugar en equipo y actuaciones así suelen escasear.El Cajabilbao, además, no llegó en buen momento porque el equipo madridista le recibió con una fuerte defensa, con un Romay muy potente y con un Larry Spriggs mejor adaptado. A pesar de que el equipo madridista se marchó a, un 32-15 el Cajabilbao reaccionó igualando el partido (34-25 y 42-36) para llegar al descanso con poca diferencia en contra (58-52). El Madrid tuvo que aflojar su defensa a cuenta de las personales que recibía, pero lo mismo fue haciendo el Cajabilbao. Sin embargo, el partido no fue un correcalles, como lo demuestran los porcentajes, aunque se corrió mucho.

Larry Spriggs fue el punto espectacular -hasta sus fallos provocan admiración del público porque se le entiende la dificultad de algunas de sus acciones-, pero estuvo más acorde con el juego de conjunto, hasta redondear su actuación más ajustada, encestando todos sus tiros de media distancia. Dispuesto el partido entre dos equipos con sentido común, el ritmo de juego nunca decayó.

El Madrid golpeó con algunos contraataques y se encontró sorprendido porque el rival no acusó las canastas rápidas, sino que respondió con igual velocidad y parecida exactitud. En este sentido, Llorente y Lafuente se convirtieron en una pareja de bases más solventes de lo que hacían presuponer sus respectivos currículos.

Cuantas ventajas conseguía el Madrid que superaran los 12 tantos fueron repuestas posteriormente hasta un momento en que el Cajabilbao se acercó a cuatro (97-93). La mayor calidad de los jugadores madridistas impuso la diferencia, pero no el juego de conjunto. El Cajabilbao respetó siempre sus propios sistemas y defendió con orden, sin que los relevos entre sus jugadores nacionales alteraran el juego general. Figueroa utilizó a nueve hombres por ocho Lolo Sáinz, quien hizo debutar a Rullán. Pero el público acogió con respeto al rival, que no permitió una exhibición local a su costa.

Si el Cajabilbao hizo lo que tenía que hacer y el Madrid rozó un porcentaje del 70%, las cuentas concluyen en un partido serio. Los exigentes reclamarían mayor fiereza defensiva, pero el Madrid tuvo a Biriukov, Spriggs, Romay y Branson con cuatro personales a la vez. La de ayer fue una jornada de rigor, para amantes de la ortodoxia o de la pulcritud bien entendida.

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