Tribuna:

Transformar

Lo malo de una huelga de escritores contra el galimático IVA es que nadie iba a enterarse. Es la gran diferencia con el resto de los gremios. Declaran huelga las limpiadoras de Barajas, los mancebos de Galerías Preciados, los buhoneros de El Bierzo, los naranjeros de Valencia, las costureras sumergidas de Castro Urdiales o los propios sabuesos del IVA y está garantizado el caos y el morbo nacional. Pero una huelga de escritores no sólo pasaría inadvertida, sino que proporcionaría doble alivio: a la muy abrumada miniclientela del oficio, desbordada por tanto autor, y, sobre todo, alivio a los q...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Lo malo de una huelga de escritores contra el galimático IVA es que nadie iba a enterarse. Es la gran diferencia con el resto de los gremios. Declaran huelga las limpiadoras de Barajas, los mancebos de Galerías Preciados, los buhoneros de El Bierzo, los naranjeros de Valencia, las costureras sumergidas de Castro Urdiales o los propios sabuesos del IVA y está garantizado el caos y el morbo nacional. Pero una huelga de escritores no sólo pasaría inadvertida, sino que proporcionaría doble alivio: a la muy abrumada miniclientela del oficio, desbordada por tanto autor, y, sobre todo, alivio a los que tienen que escribir. Como recuerda Fran Lebowitz, el tema habitual entre escritores, después del quién es o no maricón, consiste en hablar de no escribir.Descartada la huelga suicida sólo queda la desobediencia civil. Y en eso están nuestros héroes del folio, pasando del IVA con el mismo radicalismo que los squatters pasan de los alquileres. Desde que Zola armó la bolera intelectual es la primera vez que este gremio tan proclive a la insolidaridad reacciona como un solo hombre, al imagen de la ley y desde la acracia. Por eso, temiendo lo peor, suenan, ya voces templagaitas que intentan resolver el conflicto del IVA y, los escritores desde la razón jurídica. El argumento pacificador es una muy peligrosa falacia legal. Dicen que el IVA es para gravar el proceso productivo de transformación, y que debería el escritor quedar libre del impuesto porque excepto un poco de tinta y papel, no transforma nada. Alto ahí. Por ese camino se les puede caer el pelo. Excepto seis escritores que sólo intentan transformar resmas y glicerina, el resto nace y se hace escritor no sólo para transformar el proceso productivo, sino el mundo y sus alrededores. Incluso el más allá. Si existe un gremio con voracidad transformativa es el de estos trabajadores del sujeto, verbo y predicado. Dejémosles en paz con la inédita y refrescante desobediencia civil, e intentemos, por Dios, que los esbirros de Solchaga no se ent eren de que los escritores intentan ser los agentes transformadores del todo. Que no hay IVA en el mundo capaz de gravar tanta soberbia.

Archivado En