Crítica:

'Western'

El sexto fugitivo es un western de nítidas líneas; hay en él un clasicismo que en algún lugar del tiempo -entre Corea y Vietnam, pongamos por caso- se perdió ya irremediablemente y sólo algunos espejismos nos lo devolvieron en cuentagotas. Mucho se habla hoy, cuando monstruos como Coppola, o Lucas, o Spielberg parecen poderlo hacer todo en cine, de la irrecuperabilidad de ese clasicismo, un fantasma del pasado que se huele en el presente, pero jamás se deja ver. El espectro ido lo es por vanas razones, y dos, están muy claras. Una, qué los estudios cinematográficos ya no son lo que eran...

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El sexto fugitivo es un western de nítidas líneas; hay en él un clasicismo que en algún lugar del tiempo -entre Corea y Vietnam, pongamos por caso- se perdió ya irremediablemente y sólo algunos espejismos nos lo devolvieron en cuentagotas. Mucho se habla hoy, cuando monstruos como Coppola, o Lucas, o Spielberg parecen poderlo hacer todo en cine, de la irrecuperabilidad de ese clasicismo, un fantasma del pasado que se huele en el presente, pero jamás se deja ver. El espectro ido lo es por vanas razones, y dos, están muy claras. Una, qué los estudios cinematográficos ya no son lo que eran; acostumbrados a una poderosa rutina de producción de westerns constante, al pararse la máquina ya no pudo reincorporarse a la mecánica con la misma facilidad: cuando hoy Kasdan rueda Silverado se parte de cero, se pone en pie una parafernalia que por fuerza ha de notarse aséptica y diferente, no genuina. Y la otra, aunque parezca tontería, se corresponde directamente con las teorías de Darwin: los actores de hoy son de hoy y (aunque: haya excepciones: Scott Glenn, en Silverado, da el pego) sus texturas físicas ya no tienen el porte curtido de los grandes Cooper, Wayne, Douglas, Lancaster o Stewart, o de los no menos grandes Rod Cameron, Rory Calhoun, Randolph Scott...Como no hay dos sin tres, se hace necesario un tercer razonamiento: la figura láctea del realizador, y ya no hablemos de los primitivos (Dwan, De Mille, Ford, Walsh ... ), que empezaron a rodar películas, como, quien dice, con las cartucheras puestas. Hablemos de los últimos coletazos de maestros del género (Fuller, Aldrich, Daves ... ) y concretamente de John Sturges, autor de El sexto fugitivo. Sturges no es un Maestro, sino un maestro.

Poco hay que decir de El sexto fugitivo, película no vista por aquí en casi 20 años (se vio, como ahora, por televisión, pero aún no teníamos colorines) y de la que nadie recuerda nada. Que es un filme que al espacio abierto y etéreo del genero mezcla el susigense, que reúne los códigos necesarios implacablemente y que tiene: al primate Richard Widmark al frente de un compacto reparto, un actor, un duro maduro, de los que ya no quedan. Es película seria, por supuesto.

El sexto fugitivo se emite esta noche, a las 22.35, por TVE-1.

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