Trinidad Sevillano

Pequeña, con una mirada fija, todavía su figura tiene la morbidez redondeada de la adolescencia. Debajo de su espesa mata de rizos aparece una sonrisa tímida a la vez que segura. Y es que Trini ya sabe lo que son los admiradores a la salida del teatro, la primera página de los diarios Y la lluvia de propuestas de contratos. Llegó a Londres hace un año y ya comparte cartelera con los grandes de la danza. El próximo mes de junio será la primera española que baile Giselle en España, durante el festival de verano de Granada.

Su historia profesional tiene algo de cuento de hadas, pues co...

Pequeña, con una mirada fija, todavía su figura tiene la morbidez redondeada de la adolescencia. Debajo de su espesa mata de rizos aparece una sonrisa tímida a la vez que segura. Y es que Trini ya sabe lo que son los admiradores a la salida del teatro, la primera página de los diarios Y la lluvia de propuestas de contratos. Llegó a Londres hace un año y ya comparte cartelera con los grandes de la danza. El próximo mes de junio será la primera española que baile Giselle en España, durante el festival de verano de Granada.

Su historia profesional tiene algo de cuento de hadas, pues contar a los 17 años con Peter Shauffus como pareja de baile es algo que muchas estrellas quisieran pasa sí. Sin embargo, ella sube las piernas sobre la tapicería del sofá, sonríe y lo encuentra todo tan natural que se encoge de hombros: "No sé si me lo merezco. Yo sé que tengo que trabajar mucho y que he tenido suerte y un buen comienzo, eso es todo". Trinidad Sevillano nació en Soria y desde muy pequeña estuvo en Zaragoza. Allí empezó a estudiar ballet a los seis años, con María de Ávila: "Se lo debo a mi hermana mayor, que me llevó al estudio de danza". Después estuvo en el Ballet Nacional Clásico, donde debutó profesionalmente, hasta que surgió la posibilidad de bailar en el London Festival Ballet: "Al principio no fue muy difícil adaptarme a Londres; después, cuando empecé con la vida de todos los días, entonces sí tuve problemas de adaptación, sobre todo la gente, aunque vivo en un piso con amigos de la compañía y me llevo bien con todos. A veces tengo que venir aquí a Madrid para ver a mi gente. Eso es lo que más extraño, a las personas..., y la comida. Allí voy de un chino a un italiano; de ésos no me saca nadie".Trinidad tiene ya en su repertorio varios clásicos importantes -Coppelia, Giselle, Bayadera, Cascanueces, Napoli-, y es quizá la primera española que consigue acumular tal cantidad de espectáculos: "Yo quiero hacer todos los clásicos, y sé muy bien que tendré que volver sobre todos esos papeles más tarde. Actualmente tengo en mi cabeza un cóctel. No he tenido tiempo de reflexionar sobre ninguno. Sé que los he hecho y que he tenido muy buenas críticas, pero que no los tengo conmigo". Sin embargo, Trini es una chica muy actual: "La única experiencia moderna me ha resultado fascinante: un ballet de ambiente punk que ha hecho Michel Clark, un bailarín qué es punk y pretende imponer su estética, y el Land de Christopher Bruce, que me ha dado mucho placer bailarlo sin zapatillas. Supongo que hay que bailar de todo, experimentarlo todo".

Si uno la ve andando, vestida informalmente, no puede pensar que en escena ya sea capaz de transformarse en Giselle, el papel más temido y soñado por las bailarinas: "Giselle lo bailé muy pronto, con sólo tres semanas de ensayo. Estaba que me moría el día del estreno; sin embargo, al salir a escena, fue indescriptible. No me sentía segura, pero algo dentro de mí me hacia bailar y bailar". Dentro de poco Trinidad entrará en la historia de la danza al ser la primera española que baile Giselle en España: "Ya me han dicho que antes de mi ninguna española lo ha hecho, pues Rosita Mauri por fin no lo bailó nunca en París. Supongo que es una suerte para mí. Aunque hubiera habido otras Giselle españolas antes, yo me lo habría tomado con la misma seriedad".