El mundialista Sánchez Arminio, árbitro de la final de la Copa

Victoriano Sánchez Arminio, el árbitro español para el Mundial 86, dirigirá la final de la Copa del Rey, que el Barcelona y el Zaragoza disputarán el próximo sábado en el campo Vicente Calderón, de Madrid. Los dos clubes finalistas dieron su conformidad a su designación al ser consultados por la Federación Española.Sánchez Arminio, nacido el 26 de junio de 1942 en Santander, casado, con dos hijas, representante de una multinacional de la alimentación, fue uno de los candidatos entre los siete árbitros internacionales, categoría necesaria para esta clase de partidos, para dirigir la final. Los ...

Victoriano Sánchez Arminio, el árbitro español para el Mundial 86, dirigirá la final de la Copa del Rey, que el Barcelona y el Zaragoza disputarán el próximo sábado en el campo Vicente Calderón, de Madrid. Los dos clubes finalistas dieron su conformidad a su designación al ser consultados por la Federación Española.Sánchez Arminio, nacido el 26 de junio de 1942 en Santander, casado, con dos hijas, representante de una multinacional de la alimentación, fue uno de los candidatos entre los siete árbitros internacionales, categoría necesaria para esta clase de partidos, para dirigir la final. Los colegiados internacionales aragoneses Pes Perez y Soriano Aladrén fueron descartados al ser de la misma región uno de los finalistas, el Zaragoza. Otro tanto sucedió con el catalán Miguel Pérez. Caso especial es el de Guruceta Muro, recusado por el Barcelona desde 1970 hasta este año, en que desaparecieron las recusaciones.

Lamo Castillo y Franco Martínez se retiran esta temporada, al cumplir los 47 años. Sánchez Arminio ascendió a la Primera División en la temporada 1976-1977, y dos después, a internacional. Sánchez Arminio actuó en el Mundial 82, como juez de línea; en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84 y en el Mundial Juvenil disputado en la URSS en 1985, en el que coincidió con el mexicano Javier Arriaga, encargado de la preparación fisica, los exámenes médicos y la aclimatación de los árbitros a la altitud mexicana.