Recopa de baloncesto

Exhibición de Epi ante el Scavolini

Imagínense a un jugador que anota 42 puntos en un partido de competición europea; que los marca ante un equipo italiano; que convierte seis canastas triples, y que, cuando es sustituido y todo el Palau Blaugrana corea su nombre pidiéndole que responda con un saludo, éste solicita permiso a su entrenador para hacerlo. La grandeza de Epi comprende esos 42 puntos y esa humildad a la hora de aceptar los elogios. Anoche Epi fue más Súper que nunca.Es inútil hablar de sistemas defensivos o de planteamientos tácticos. Anoche sólo había unos que corrían mucho y lo acertaban todo, y otros que paraban l...

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Imagínense a un jugador que anota 42 puntos en un partido de competición europea; que los marca ante un equipo italiano; que convierte seis canastas triples, y que, cuando es sustituido y todo el Palau Blaugrana corea su nombre pidiéndole que responda con un saludo, éste solicita permiso a su entrenador para hacerlo. La grandeza de Epi comprende esos 42 puntos y esa humildad a la hora de aceptar los elogios. Anoche Epi fue más Súper que nunca.Es inútil hablar de sistemas defensivos o de planteamientos tácticos. Anoche sólo había unos que corrían mucho y lo acertaban todo, y otros que paraban la avalancha como podían. Si Giancarlo Sacco, técnico italiano, pensó antes del partido que el veterano Silvester iba a ser la panacea para frenar a Epi, pronto se dio cuenta de su error. Desde la primera jugada, una cosa quedó clara. Epi tenía ganas. Ésa fue la clave. A ello se sumó el interés de Smith y Wiltjer de agradar a los periodistas italianos que pasan por ser los catedráticos del baloncesto, por si acaso han de volver a jugar en Italia. La mala suerte del Scavolini es que todas estas premisas coincidieron con el hecho de que Solozábal diera una lección de cómo debe jugar un base, ya que la competencia para un puestoen la selección empieza a molestarle.

En plena noche aciaga para los de Pesaro, Sibilio confirmó que ya sólo tira desde la línea de 6,25. Sólo un De la Cruz correcto, pero con moderación, y una pobre actuación de Ortiz jugaron a favor de los italianos. El resultado final es engañoso. Si el Barcelona no hubiera aflojado en los últimos minutos y no se hubiese dedicado a hacer jugadas de fantasía, el Scavolini se habría llevado más de 30 puntos en contra.

Los italianos dieron una imagen falsa. Este equipo no fue subcampeón de la Liga italiana y campeón de Copa por casualidad. En Pesaro todo será diferente. Giancarlo Sacco, que se deshizo en elogios para el Barcelona y, especialmente, para su público, así lo anunciaba. Resulta impensable que el Barcelona vuelva a anotar 13 canastas triples y a colocar cuatro tapones en un sólo partido.

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