CRÓNICAS DE LA NBA

La 'ley de la selva' impera al inicio de temporada

La Asociación Nacional de Baloncesto norteamericana, (NBA) acaba de comenzar su cuadragésima temporada con una popularidad y salud económica sin precedentes. El año pasado un total de 10,5 millones de espectadores (cifra récord) presenció los partidos, pero ya las taquillas de las primeras jornadas de la actual temporada, que empezó el 25 de octubre, indican que habrá un aumento de afluencia superior al 6%. Es ésta una Liga de gigantes, fuertes y feroces que pueden cambiar el estilo de juego. Lo dice Julius Erving, Doctor J: "Es la ley de la selva".

Estar tan alto no es cosa de broma. E...

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La Asociación Nacional de Baloncesto norteamericana, (NBA) acaba de comenzar su cuadragésima temporada con una popularidad y salud económica sin precedentes. El año pasado un total de 10,5 millones de espectadores (cifra récord) presenció los partidos, pero ya las taquillas de las primeras jornadas de la actual temporada, que empezó el 25 de octubre, indican que habrá un aumento de afluencia superior al 6%. Es ésta una Liga de gigantes, fuertes y feroces que pueden cambiar el estilo de juego. Lo dice Julius Erving, Doctor J: "Es la ley de la selva".

Estar tan alto no es cosa de broma. Este año juegan en la NBA 34 jugadores que miden por lo menos 2,13 metros (21 el año pasado). 16 de los 23 equipos tienen por lo menos uno de esos colosos. El más alto es el flaco Manute Bol, oriundo de Sudán, ahora en los Washington Bullets. Mide 2,29 metros y, aunque pesa escasamente 99 kilos y parece más molino de viento que gigante, promete. Toca el aro sin levantarse del suelo y el lunes pasado, en su segundo partido, anotó sus primeros puntos con tres canastas en cuatro intentos. A lo mejor no tiene nada que ver, pero su equipo está invicto después de dos jornadas y encabeza la clasificación de la División del Atlántico.Manute Bol es, sin embargo, una excepción, porque los otros gigantes de la NBA no tienen una apariencia tan débil. Estamos ante una generación de gigantes muy poderosos fisicamente, que imponen no sólo su altura sino su musculatura. Éste influjo de gigantes amenaza con cambiar el estilo de juego. "Es bárbaro", dice Julius Erving, el ala de los Filadelfia 76 ers, mejor conocido como doctor J. "Los jugadores se ponen más macizos", asegura, "los equipos juegan un baloncesto más rudo y los jugadores tratan de ponerse más grandes y fuertes. Los partidos se ganan debajo del tablero. Es la ley de la selva".

Erving, de 35 años, sólo mide 1,98 metros. En su apogeo no había nadie con su habilidad para saltar y su maestría para manejar la pelota en el aire. Se deslizaba como un planeador. Ahora le es difícil. "El juego va a perder algo de su gracia artística", dice, "vamos a tener que ser más creativos en el futuro". Está de moda ser .duro. Los dos mejores equipos, Los Ángeles Lakers -campeones- y los Boston Celtics -subcampeones-, se fortalecieron aún más afiadiendo a su plantilla suplentes de mayor estatura y fuerza. En vez de Bob McAdoo, los Lakers tienen a Maurice Lucas, un ala de 2,05 metros, quien además de anotar con frecuencia juega el papel de guardaespaldas para los jugadores estrellas. Y en vez de Cedric Maxwell, los Celtics tienen a Bill Walton, un pívot de 2,10 metros que puede manejar y pasar el balón como un base. En un partido de pretemporada, Kareem Abdul Jabbar, de Los Ángeles, dejó a Walton en el piso de un codazo y Lucas empujó, sobre la mesa de la Prensa, a Robert Parish, pívot de 2,13 metros, de Boston.

La NBA tuvo que sancionar, en esta semana, a dos técnicos por una pequeña reyerta en el partidodel sábado, entre los Chicago Bulls y los Detroit Pistons. Stan Albeck, de Chicago, fue suspendído por un partido y multado con 1.000 dólares (160.000 pesetas), mientras su colega de, Detroit, Chuck Daley, fue suspendido un partido y multado con 500 dólares (80.000). "Ni me levanté del banquillo" dijo el ala Kelly Tripucka, de Detroit. "Me quedé y miré, porque era algo para no olvidar. Probablemente nunca más veremos a dos técnicos en una pelea. Yo sólo quería recostarme hacia atrás, buscar palomitas de maíz y disfrutar viendo a dos tíos, en traje de calle, peleándose".

Grandes, veloces y feroces

Los jugadores, no, sólo son más grandes, veloces y feroces; también reciben más dinero. El novato Patrick Ewíng, de los New York Knicks, tiene un contrato que podrá suponerle tanto 30 millones de dólares (4.800 millones de pesetas) en 10 años si cumple con todas las cláusulas. En su primer partido de la temporada regular, que fue televisado por la cadena nacional CBS, consiguió 18 puntos y dos rebotes, que es comparable con los primeros partidos de otros pívots. Bill Russéll, de Boston, hizo seis puntos y 16 rebotes, cuando debutó en 1956 y Wilt Chamberlain, de Filadelfia, realizó 43 puntos y 28 rebotes cuando comenzó en 1959.La anécdota la dio el búlgaro Gloukjhov, que entró en la NBA con sólo dos frases en inglés: "Muchacha bonita" y "vodka sin hielo".

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