Primera eliminatoria de las copas de Europa de fútbol

El Real Madrid cometió demasiados errores en Atenas

Un despiste táctico de Molowny durante los 10 primeros minutos, la falta de entendimiento entre Maceda y Ochotorena en el gol griego, las continuas pérdidas de balones de Gallego en la media y la escasa aportación de Butragueño, Gordillo y Juanito se encadenaron como causas de la primera derrota europea del actual campeón de la Copa de la UEFA.El AEK de Atenas, con un sentido espartano en su concepción del juego, se limitó a explotar estas debilidades del Real Madrid, aunque cabe suponer que la luz de los apagados astros madridistas bajo el cielo ateniense resplandezca en el Bernabéu. Pero el ...

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Un despiste táctico de Molowny durante los 10 primeros minutos, la falta de entendimiento entre Maceda y Ochotorena en el gol griego, las continuas pérdidas de balones de Gallego en la media y la escasa aportación de Butragueño, Gordillo y Juanito se encadenaron como causas de la primera derrota europea del actual campeón de la Copa de la UEFA.El AEK de Atenas, con un sentido espartano en su concepción del juego, se limitó a explotar estas debilidades del Real Madrid, aunque cabe suponer que la luz de los apagados astros madridistas bajo el cielo ateniense resplandezca en el Bernabéu. Pero el Madrid, que cometió muchos, demasiados, errores ayer, deberá cambiar de forma radical para superar esta primera eliminatoria.

El Madrid recibió su primer gol por un evidente despiste táctico de Molowny. El preparador madridista encargó a Michel labores de vigilancia sobre el húngaro Esterhazy, que teóricamente iba a jugar como doble ariete, apoyando al sueco Sandberg. Sin embargo, su colega, el técnico polaco Jacek Gmoch, no los colocó así.

Situó a Dintsikos como delantero centro, junto al sueco, con la misión de llevarse a la defensa madridista para el centro del campo, mientras Esterhazy entraba desde atrás como una bala. Con esto, el Madrid perdía a su único hombre acertado y con capacidad de construcción en la media, Michel, se pasó los primeros minutos casi como segundo defensa central.

Por si ello fuera poco, Gallego perdía continuamente balones en la media, Gordillo luchaba en el marcaje, pero no entraba en juego en tareas ofensivas; Juanito aparecía poco y Butragueño nada. Con el gol en contra, Molowny ordenó un cambio radical de marcaje: encargó a Chendo la vigilancia del peligroso húngaro, subió a Michel al centro y, ya en el segundo tiempo, dejó en la caseta a Gallego para que Michel tomara la batuta.

El Madrid intentó estirarse en la segunda parte, pero se vio claro que todo iba a depender, una vez más, de las ráfagas de inspiración de Butragueño -un Buitre que anoche parecía no estar dispuesto a volar y mucho menos a que algún griego le destrozara sus nuevas espinilleras- o de Hugo Sánchez -algo más activo que su compañero de ataque, pero obligado en ocasiones a bajar a una posición más próxima a la media punta para recibir balones-. El Madrid pasó a ejercer un dominio claro pero, lamentablemente, sólo en lo que a posesión de balón se refiere.

El AEK, consciente de sus limitaciones, pareció darse ya por satisfecho con el histórico triunfo sobre el Real. El partido entró así en una fase de absoluto aburrimiento que el equipo de Molowny fue incapaz de alterar: ningún remate entre los tres palos de la portería de Arvanitis en el segundo tiempo

Molowny dio entrada a Valdano, intentando un mayor poder ofensivo -más bien, para iniciar la búsqueda del peligro-, pero estaba claro que ayer no existía na die con rendimiento suficiente para conseguirlo.

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