Mandlikova rompió el binomio Chris-Martina

ENVIADO ESPECIAL La checoslovaca Hana Mandlikova (cabeza de serie número 3), de 23 años, rompió ayer en las semifinales del Open de Estados Unidos el binomio Chris Evert-Martina Navratilova, que había dominado en los últimos años el tenis femenino. Mandlikova, con un juego ofensivo y una fuerza en sus golpes sólo comparable a la de Martina, venció a Chris Evert (EE UU, 1), por 4-6, 6-2 y 6-3, en dos horas de partido. Mandlikova jugará hoy la final femenina contra Martina Navratilova (EE UU, 2), que venció muy fácilmente a Esteffi Graf (RFA, 11), de 16 años, por 6-2 y 6-3. Ken Flach y Robert Se...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

ENVIADO ESPECIAL La checoslovaca Hana Mandlikova (cabeza de serie número 3), de 23 años, rompió ayer en las semifinales del Open de Estados Unidos el binomio Chris Evert-Martina Navratilova, que había dominado en los últimos años el tenis femenino. Mandlikova, con un juego ofensivo y una fuerza en sus golpes sólo comparable a la de Martina, venció a Chris Evert (EE UU, 1), por 4-6, 6-2 y 6-3, en dos horas de partido. Mandlikova jugará hoy la final femenina contra Martina Navratilova (EE UU, 2), que venció muy fácilmente a Esteffi Graf (RFA, 11), de 16 años, por 6-2 y 6-3. Ken Flach y Robert Seguso (EE UU) ganaron el título de dobles al vencer a Henri Leconte y Yannick Noah (Francia) por 6-7, 7-6, 7-6 y 6-0, en un partido polémico por una actuación arbitral que perjudicó notoriamente a los franceses.

Chris Evert, de 31 años, anunció tras ganar en el último Roland Garros que probablemente éste sería su último año en el tenis y que, como máximo, seguiría un año más. Ayer, tras perder, reconoció que la crisis de la edad también le ha afectado a ella. "Mi corazón no ha estado al 100% en el partido. He jugado muchos encuentros a lo largo de mi carrera, y siempre surge algún mal día como éste".Chris no estaba ayer especialmente motivada. Quizá pensaba demasiado en su encuentro contra Martina, en el que debía decidirse quién iba a ser la número uno del año. Chris se queda así sin aumentar su lista de 17 títulos del Grand Slam, pues ya parece dificil que logre alguno más.

El tenis femenino estaba esperando como agua del cielo la llegada de alguna jugadora que rompiese el dúo Martina-Chris. Y Hana Mandlikova cumplió ayer con el desgradable papel. Mandlikova, precisamente, la jugadora que todo el mundo señalaba como más capaz de romper la rutina, ya ganó el torneo de Roland Garros en 1981 y el Open de Australia en 1980, y ha disputado alguna vez todas las finales del Grand Slam. Pero siempre se le ha considerado cómo una mujer de carácter inestable, capaz de lo mejor y de lo peor con apenas segundos de diferencia.

El inicio del partido ya hacía pensar en la pauta que tomaría posteriormente. Chris perdió su primer servicio y se encontró con 0-2 en contra. Luego, más por errores de Mandlikova que por aciertos propios, Evert ganó la manga por 6-4. Pero Mandlikova estaba sacando con fuerza y presionaba muy bien en la red, como siempre hace Navratilova. Poco a poco, se fue haciendo con el control del partido sin dejar que Chris Evert cogiese un ritmo continuado en sus golpes, como a ella le gusta. En la tercera manga, a Chris se le escapó su servicio y, con 3-1 en contra, gozó aún de oportunidades para levantar el encuentro, pero su fuerza mental no le respondió.

Mandlikova estaba eufórica después de su victoria. Con elpelo recién cortado, su imagen era más seria y adulta que en los últimos, tiempos. "Creo que estaba jugando igual que Martina o Chris. La diferencia entre ellas y yo es que son más maduras mentalmente. Me estoy haciendo vieja y estoy ganando en madurez. Chris y Martina pueden perder cualquier día".

Triunfo de Connors

Los cuatro primeros cabezas de serie estarán hoy en la lista central de Flushing Meadow para disputar las semifinales masculinas del Open de Estados Unidos. El dato no es gratuito. Es, muy raro que los cuatro mejores lleguen juntos a semifinales, y este año lo han hecho dos veces, aquí y en Roland Garros. Entonces llegaron a la final Mats Wilander (Suecia, 3), e Ivan Lendl (Checoslovaquia, 2). Esta vez, sobre una superficie en la que se han educado, John McEnroe (EE UU, 1), que jugará contra Wilander, y Jimmy Connors (EE UU, 4), que se enfrentará a Lendl, tienen más posibilidades.

En el tenis mundial, un Open de Estados Unidos aparentemente tranquilo, con una estructura de poder bien establecida y que parece tan sólida como el edificio del Empire State, es como si la memoria colectiva hubiese olvidado voluntariamente los acontecimientos de Wimbledon. El alemán occidental Boris Becker asaltó entonces con éxito los cimientos del tenis, que han quedado precariamente restablecido en Flushing Meadow.

Los cambios, sin embargo, se huelen en el ambiente. Jimmy Connors, por ejemplo, lleva desde 1970 en la elite, y su presencia en semifinales puede considerarse como uno de los últimos estertores del viejo león que se niega a esperar la muerte lamiéndose las heridas. Connors ya lanzó un aviso en la madrugada del viernes, tras vencer fácilmente al suizo Heinz Gunthardt por 6-2, 6-2 y 6-4: "Los tipos de la Prensa me van a echar de menos cuando me vaya". Tiene razón.

Gloria Connors, la madre de Jimmy, lanzaba pelotas de papel a su hijo cuando era casi un bebé, para que fuese trabajando en sus reflejos de campeón. Jimmy ha golpeado desde entonces centenares de miles de bolas, y a los 33 años se niega aún a quedarse en su casa y cumplir el papel de Gloria con su hijo Brett. Y se niega porque en realidad no ha hecho otra cosa en su vida que jugar a tenis. Nadie puede discutirle su opinión. Este año ha sido el único jugador presente en las semifinales de París, Wimbledon y Nueva York.

Sobre la firma

Archivado En