El cine en la pequeña pantalla

'Pequeñeces'

Todos los excesos del melodrama, la literatura barata y la sobreactuación, se dieron cita en Pequeñeces la muy cara producción de Cifesa que a buen puerto llevó Juan de Orduña con todos los tics que nacían de su gusto personal y de las exigencias de la época (1950). Un doble ataque a la aristocracia y a la frivolidad de las costumbres se pergeñó en torno a la licenciosa vida de Currita de Albornoz, que con su habitual olvido de la sobriedad interpretó la entonces gran estrella Aurora Bautista. Ella era el centro de esta rocambolesca historia de intrigas y amor que, como es de prever, de...

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Todos los excesos del melodrama, la literatura barata y la sobreactuación, se dieron cita en Pequeñeces la muy cara producción de Cifesa que a buen puerto llevó Juan de Orduña con todos los tics que nacían de su gusto personal y de las exigencias de la época (1950). Un doble ataque a la aristocracia y a la frivolidad de las costumbres se pergeñó en torno a la licenciosa vida de Currita de Albornoz, que con su habitual olvido de la sobriedad interpretó la entonces gran estrella Aurora Bautista. Ella era el centro de esta rocambolesca historia de intrigas y amor que, como es de prever, demuestra la necesidad del recato y el sacrificio, no sólo para alcanzar la gloria de los justos, sino hasta la más simple felicidad terrestre. Si "algo huele a podrido, en Dinamarca", como se dice al principio del filme, puede ese olor tansformarse en flores y cirios con tal de que los reveses de la vida enseñen el camino recto.El alto presupuesto del filme, la larga lista de ilustres nombres en el reparto, la anécdota de ver aparecer en él a Carlitos Larrañaga y Sarita Montiel, la suntuosidad de unos decorados imposibles, el ataque constante de una orquesta dispuesta a no dejar subrayado sin subrayar y el telón de fondo de esa moralina rebuscada no dieron al traste, sino al contrario, con las pretensiones de Juan de Orduña. 35 años después del disparate, Pequeñeces sigue siendo un cita de cinéfilos con sentido del humor capaz de trastocar sus exigencias artísticas por las de la caricatura y el desmelene. Característica de una época, Pequeñeces es el vademécum de la obra de arte del franquismo. Y no sólo, claro está, porque reúna la mayor parte de sus tópicos en escasas dos horas, sino porque, a la postre, Orduña aplicó una habilidad narrativa que, con mejores amos, hubiera producido seguramente filmes de valor real.

Mezcla de risas

Esa mezcla de risas por sus abusos y respeto por su ingenuidad, conforman un posible talante para contemplar Pequeñeces, más obra de productora que de director pero aun así, demostrativa de que en Orduña podía haber habido, como en otros países, un artesano del glamour.Pequeñeces se emite hoy a las 22.00 dentro del programa La noche del cine español.

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