Crítica:El cine en la pequeña pantalla

'Don Juan', amor de manual

Asegura José Luis Sáenz de Heredia, el director de Don Juan (1950), que invitó al estreno de la película a Azorín y a Marañón, y que "no les gustó demasiado, como a mí tampoco me gustaba la teoría de Marañón sobre Don Juan". El disgusto de ambos intelectuales residió posiblemente en que Sáenz de Heredia trató de presentar el personaje "realmente como un hombre cuyo oficio es la mujer, que conoce muy bien su oficio y que tiene una amplia gama de técnicas a emplear de acuerdo con las características de la mujer que tiene delante" , es decir, alejado de cualquier interpretación más complej...

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Asegura José Luis Sáenz de Heredia, el director de Don Juan (1950), que invitó al estreno de la película a Azorín y a Marañón, y que "no les gustó demasiado, como a mí tampoco me gustaba la teoría de Marañón sobre Don Juan". El disgusto de ambos intelectuales residió posiblemente en que Sáenz de Heredia trató de presentar el personaje "realmente como un hombre cuyo oficio es la mujer, que conoce muy bien su oficio y que tiene una amplia gama de técnicas a emplear de acuerdo con las características de la mujer que tiene delante" , es decir, alejado de cualquier interpretación más compleja de la obsesión sexual del mítico personaje.Aunque el filme fuera calificado por la censura eclesiástica con un 3-R (mayores con reparo), ésta no dejó de sentirse halagada por la simplona hombría del personaje: "Le amaron las mujeres, los hombres le temieron y el mundo inmortalizó las hazañas de este gallardo español. Una película universal, como la figura que la inspira". Y se quedaron tan contentos.

Se trataba de intelectualizar el cine histórico. Sáenz de Heredia, que había sido uno de los fundadores de la tradición patriótica en el cine (Raza) y, entre otras, literaria (El escándalo), supo modernizarse a mayor velocidad que sus contemporáneos. El mismo año de Agustina de Aragón o Alba de América, él propuso este Don Juan, liviano y decentón, entre otras cosas, porque "pensaba que Don Quijote no había forma de hacerlo y La celestina era tabú en aquella época", pero eliminando parte de la arteriosclerosis que ya padecían los géneros españoles al uso.

Antonio Vilar -actor portugués afincado en España, a quien nunca oímos su voz original- y Annabella -actriz francesa que recaló en nuestro país en los años de su decadencia y que en esta película encarnaba a la pérfida rival que difícilmente podría haber interpretado una honesta actriz celtibérica- colaboraron a crear ese aire de filme avanzado respecto a lo que la censura solía tolerar. Treinta y cinco años después, sólo han debido quedar esas relativas buenas intenciones.

Don Juan se emite hoy, en la segunda parte de La noche del cine español, que comienza a las 20.30, por TVE-2.

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