Crítica:

Un espléndido Sturges

El cine se ha preocupado de sí mismo a lo largo de numerosas películas. Como ejemplo de actualidad baste citar La condesa descalza, de Mankiewicz, repuesta ahora en las pantallas españolas: es una de las obras más amargas y críticas sobre la utilización de los actores en el mundo de Hollywood, en la que el oropel de las estrellas se interpreta como un cruel y vulgar mercado de intercambios. Sin embargo, pocas veces han sido autocríticos los directores de esas películas. Cierta autocomplacencia (Cautivos del mal, de Minnelli) o sano disparate (Cantando bajo la lluvia, de Do...

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El cine se ha preocupado de sí mismo a lo largo de numerosas películas. Como ejemplo de actualidad baste citar La condesa descalza, de Mankiewicz, repuesta ahora en las pantallas españolas: es una de las obras más amargas y críticas sobre la utilización de los actores en el mundo de Hollywood, en la que el oropel de las estrellas se interpreta como un cruel y vulgar mercado de intercambios. Sin embargo, pocas veces han sido autocríticos los directores de esas películas. Cierta autocomplacencia (Cautivos del mal, de Minnelli) o sano disparate (Cantando bajo la lluvia, de Donen y Kelly) han reemplazado la posibilidad de convertirse ellos mismos en objeto de estudio.De ahí que el caso de Preston Sturges en Los viajes de Sullivan sea bastante excepcional, más aún considerando la época de su filmación, 1941, cuando la mayoría de los directores de Hollywood trabajaban al dictado. Francisco Llinás, en la revista Nuestro Cine, consideraba por ello que esta película contiene una "declaración de principios", al ser el personaje central otro director de cine, el famoso Sullivan, que tras triunfar en comedias ligeras emprende un recorrido por entre vagabundos que mejor le acerque a la comprensión de la película "con mensaje" que desea filmar y que va a titularse nada menos que ¡Oh!, hermano, dónde estás. Filme lúcido, amargo y explosivo, según el mismo crítico, supone "la defensa de un cine social y, al tiempo, la más acabada ironía sobre el mismo".

En su irrepetible lenguaje de comedia, y con la participación de dos brillantes actores, Joel McCrea y Veronica Lake, Los viajes de Sullivan confirmó el talento de Sturges, menos valorado de lo que sus méritos exigirían. Sin embargo, alguno de sus exegetas, como Georges Sadoul, reprochó al filme que utilizara elementos de crítica social "únicamente para destruir su poder constructivo. Años después, en la revista Positif, se dijo que la película contenía "una burla gigantesca contra las formas más que contra la sustancia del populismo hollywoodiano, que idolatraba la razón de las masas".

'Pelusa', otra cosa

También se emite hoy en televisión, en sesión especial, el filme español producido e interpretado por Marujita Díaz Pelusa, que dirigió Javier Setó, en 1961. Melodrama musicaloide ausente de nervio y de talento, narra los frustrados amoríos de la citada Pelusa, china del Gran Circo Solferino, que debe triunfar en el extranjero para regresar rica y famosa. A señalar el arriesgado número de Marujita Díaz andando por la cuerda floja mientras canta Matonquiqui, matonquiquesa o algo parecido.Fue Javier Setó un director para todo, que lo mismo firmaba una película deportiva, como Saeta rubia, que un filme anticomunista, como Pasaporte para un ángel, y que acabó especializándose en cierto modo en las películas de Marujita Díaz, para la que obtuvo, por este filme, el premio de interpretación del Sindicato Vertical del Espectáculo.

Los viajes de Sullivan se emite hoy a las 21.45 por TVE-1. Pelusa, a las 15.35, también por TVE-1.

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