Entrevista:

Blanca Fernández: 'los norteamericanos estaban como locos con mi victoria"

"Los norteamericanos estaban como locos con mi victoria", gritaba graciosamente a través del teléfono Blanca Fernández Ochoa, ganadora en Vail (Colorado, EE UU) del último eslalon gigante de la Copa del Mando de esquí alpino. "Mi triunfo ha sido una sorpresa para el público estadounidense, que incluso pensaba que en España no esquiábamos. '¡Pero cómo!. '¿Ha ganado una española?', debieron preguntarse". Hace tiempo que Blanca ha dejado de ser la hermana ole Francisco Fernández Ochoa. Su victoria en Vail, que la sitúa en la sexta plaza de la clasificación de esta especialidad y novena en la gene...

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"Los norteamericanos estaban como locos con mi victoria", gritaba graciosamente a través del teléfono Blanca Fernández Ochoa, ganadora en Vail (Colorado, EE UU) del último eslalon gigante de la Copa del Mando de esquí alpino. "Mi triunfo ha sido una sorpresa para el público estadounidense, que incluso pensaba que en España no esquiábamos. '¡Pero cómo!. '¿Ha ganado una española?', debieron preguntarse". Hace tiempo que Blanca ha dejado de ser la hermana ole Francisco Fernández Ochoa. Su victoria en Vail, que la sitúa en la sexta plaza de la clasificación de esta especialidad y novena en la general de la Copa del Mundo, es su primer triunfo en esta competición. Blanca superó a todo el equipo suizo, cuyas especiaIistas debieron conformarse con puestos secundarios.

Blanca empezó a salir el pasado año en la primera serie del eslalon gigante. Llevaba seis años participando en la alta competición y aquella era una conquista importante. "Si estar entre las 15 primeras del mundo es estar en la elite, pues sí, lo estoy". El pasado domingo destrozó a todas las especialistas. Michela Figini (Suiza), Marina Kiehl (RFA) y Maria Walliser (Suiza) fueron superadas por Blanca. "Eso de quedar por delante de todo el equipo suizo es muy importante, muy importante".Y cuenta Blanca que "ellos arrastran, al igual que los canadienses o norteamericanos, todo un montaje impresionante, con médico, masajista, skiman. Nosotras estamos aquí simplemente con mi hermano Juan Manuel, entrenador del equipo femenino". "Haber ganado ese eslalon frente a gente tan importante me engrandece y me enorgullece", apunta ostensiblemente emocionada.

La espina de Bormio

El triunfo de Vail, además, le sirve para quitarse la espina de Bormio, "aunque personalmente considero que allí no me fue mal". Allí, en Bormio, Blanca quedó novena en el gigante y 14ª en el eslalon especial. "El esquí", apunta la ganadora, "es muy raro. Tu actuación cambia de un día para otro, continuamente. Un día te sale todo bien y ganas de calle. Y al siguiente fallas estrepitosamente. Muy raro". El eslalon de Vail fue, según Blanca, "muy normal, pues se habían producido algunas protestas y, en esta ocasión, colocaron bastantes puertas y estaba muy compensado, debiendo realizar cambios de ritmo continuamente". Lo único que le resultó nuevo fue el tipo de nieve. "Era una nieve muy difícil, sobre todo para las esquiadoras que venimos de Europa. Parecía artificial, era una mezcla de artificial y natural. No sé, lo cierto es que mientras esquiabas sentías una extraña sensación".Pero a Blanca no le pudo ir mejor. "En efecto, fui primera en la primera manga con 1.12.34, seguida de las suizas Walliser y Schneider, que hicieron 1. 12.80. Luego, sabía que las suizas apretarían de firme en la segunda manga, así que salí con más ganas que nunca. Parece mentira, pero en ese minuto escaso que dura el descenso tienes tiempo de pensar en todo. En todo. Piensas que tienes que hacerlo bien, que hay mucha gente que espera tu victoria, que no puedes fallarles y que debes apretar y apretar. Salí muy nerviosa, porque sabía que tenía el triunfo en mis manos. El público, cerca de 7.000 personas, me animó mucho. Les caí simpática, porque como sus esquiadoras no hablan conseguido clasificarse en buena posición en la primera manga debieron preferir que ganara una española a una suiza". Y Blanca consiguió también el mejor tiempo (1.14.54) en el segundo recorrido. Walliser (1.14.69) y su compatriota Zoe Hass (1. 14.96) apretarían los dientes, pero no les serviría de nada. El gigante sería para esta simpática chica de Cercedilla que, el próximo 22 de abril, cumplirá 22 años.

Una presencia Importante

La Victoria de Blanca se ha producido en presencia de su hermano Juan Manuel, que no siempre puede estar con las esquiadoras españolas, pues dirige otras selecciones. "Su presencia nos motiva mucho. Me gusta hacerlo mejor cuando me ve".Blanca, que siempre pensó que "la primera victoria en la Copa del Mundo me llegaría, en un gigante, pues desde el año pasado estoy entre lo que todos consideran la elite", ha dedicado este sonado triunfo a su padre "que durante estos días está internado en un hospital, en Puerta de Hierro, porque están sometiéndole a unos exámenes médicos". Blanca estaba seriamente preocupada, aunque poco después se tranquilizaría, cuando Juan Manuel pudo hablar con Paco.

Curiosamente, la victoria de Estados Unidos se ha producido en la recta final de la Copa del Mundo. Blanca considera que eso no es producto de la casualidad. "Desde siempre, mis finales de temporada suelen ser muy fuertes. No sé encontrarle una explicación, pero es así. Tal vez mi preparación física, que alcanza la cúspide cuando otras se deshinchan".

Es posible que Blanca no sea supersticiosa, pero lo cierto es que su victoria se produce 13 años después del triunfo de su hermano Paco en los Juegos Olímpicos de Sapporo. "La sorpresa que les ha producido a los norteamericanos mi triunfo en este gigante contrasta con los numerosos recuerdos que organizadores, técnicos y deportistas me han dado para Paco, que dejó un grato recuerdo en Estados Unidos cuando formó parte 'del circuito profesional".

No hace mucho cuando le preguntaron qué sentía estando siempre tan cerca de los primeros lugares, rodeada de grandes esquiadoras, pero sin lograr hacerse con uno de ellos, Blanca tuvo una de sus graciosas y espontáneas respuestas: "Las tengo ahí delante, les puedo tocar el moño, y saben que, en cuanto se descuiden un poco, las voy a ganar". Sucedió el domingo, en Vail, Colorado, Estados Unidos. En una pista con 46 puertas, ante casi 7.000 espectadores y varias decenas de miles de telespectadores. Era última hora de la tarde en España. Y los norteamericanos, tan suyos, casi no se lo creen.

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