Sabonis, el mejor 'pivot' soviético, sólo teme a Epi en la final de la Recopa

Al llegar a Lyon, los lituanos del Kaunas sólo preguntaban una cosa: "¿Estamos muy lejos de Grenoble?". Les preocupaba seriamente jugar la semifinal contra un equipo ubicado en una ciudad próxima a Grenoble, el escenario de la final. Ahora la preocupación ha tomado otro sentido y se están empleando a fondo en la tarea de relaciones públicas. El miércoles volvieron a jugar contra el ASVEL en Aix-les-Bains para ganarse al público francés. Al final de la semifinal de Lyon, su vestuario estuvo abierto para todos. Las impenetrables medidas de seguridad que rodean a todo equipo soviético fueron olvi...

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Al llegar a Lyon, los lituanos del Kaunas sólo preguntaban una cosa: "¿Estamos muy lejos de Grenoble?". Les preocupaba seriamente jugar la semifinal contra un equipo ubicado en una ciudad próxima a Grenoble, el escenario de la final. Ahora la preocupación ha tomado otro sentido y se están empleando a fondo en la tarea de relaciones públicas. El miércoles volvieron a jugar contra el ASVEL en Aix-les-Bains para ganarse al público francés. Al final de la semifinal de Lyon, su vestuario estuvo abierto para todos. Las impenetrables medidas de seguridad que rodean a todo equipo soviético fueron olvidadas por unos minutos. Sabonis, el mejor del equipo, fue el más solicitado.El ASVEL se quedó ae un punto de la felicidad, de la clasificación. Pero los jugadores del Zalghiris no exteriorizaban esa felicidad. Arvidas Sabonis estaba sentado, sudoroso, esperando la orden de regresar al hotel. Algo más hablador que de costumbre, comentaba: "No conozco al Barcelona, será nuestro primer enfrentamiento. La suerte decidirá. Epi es el mejor del equipo, se mueve bien, es un gran tirador, pero un jugador no hace un equipo". Sabonis sigue confiando en que su juego es mejor fuera que en su cancha. "Las posibilidades están al cincuenta por ciento. Nosotros somos mejores en el extranjero. Pero seguro que el Barcelona nos conoce mejor que nosotros a ellos. Otro handicap es que jugamos nuestra primera final europea".

Un jugador siempre a tener en cuenta en un partido contra un rival soviético es De la Cruz. Sabonis, piensa que "aunque sólo lo recuerdo del último preolímpico, todos dicen que es un buen jugador. Debemos preparar algo en las tres semanas que restan para frenarlo". La final es contemplada con optimismo por Sabonis: "Probablemente hemos superado la mayor dificultad al remontar la desventaja del ASVEL. En la final no se debe producir una situación tan apurada".

VIadas Garastas, el entrenador del. Zaighiris, era difícil de distinguir entre los cuatro o cinco personajes que vestían el mismo tipo de anticuada chaqueta, en la habitación utilizada por su equipo como vestuario en el Pabellón de Gerland. El Zalghiris llegó a preocupar a los organizadores al aparecer apenas 40 minutos antes del inicio del partido. Vestidos con la indumentaria de juego, tampoco se ducharon allí al final del encuentro.

Garastas aceptó de buen grado la conversación. "Teníamos la firme esperanza de que la final de Grenoble no se nos escaparía". En plena campaña de captación de seguidores, dijo: "El público de Grenoble es excelente", como si el partido que acababa de finalizar se hubiera jugado en Grenoble y no en Lyon. "El público estará de nuestro lado, porque apoyará al equipo que mejor juegue. Y espero que seamos nosotros. Nos ha sorprendido el griterío de los aficionados franceses. No estamos acostumbrados a jugar en ambientes similares".

Movilización popular

Tratamos de explicar a Garastas que los seguidores azulgrana preparan una movilización similar a la de otras finales europeas, y que probablemente disponga de la mayor parte de las entradas. Garastas no nos entiende. Su mente de deportista soviético, frío y calculador, no entiende que cientos de autocares se llenen de seguidores. Hablarle de banderas, caras pintadas, himnos y demás, no tiene sentido. "No me preocupa la movilización. No creo que sea tan importante".Lituania, que fue cuna del baloncesto europeo al organizar y ganar el primer campeonato de Europa en 1939, acuna ahora a un Arvidas, el Terrible, y a un equipo que quiere cambiar el desarrollo normal del baloncesto soviético ganando la Liga al TSKA. Después se preocuparán de Grenoble.

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