'Mare Nostrum' ¿un mar de polvo?

.Dirigida por Rafael Gil en 1947, Mare Nostrum es un producto de prestigio, basado en una novela de Vicente Blasco Ibáñez. Mare Nostrum fue producida por Cesáreo González, el hombre que se erigió en la alternativa al colosalismo de Cifesa, precisamente triunfante en aquel momento, y estaba destinada a ese ectoplasma jamás convertido en un cuerpo real que es el mercado suramericano. De ahí la presencia de Maria Félix como cabecera de reparto, de Porfiria Sánchez y de la película misma, con ese tono de barniz cultura¡ que le confiere el jugar a moderna versión del mito de Ulises....

.Dirigida por Rafael Gil en 1947, Mare Nostrum es un producto de prestigio, basado en una novela de Vicente Blasco Ibáñez. Mare Nostrum fue producida por Cesáreo González, el hombre que se erigió en la alternativa al colosalismo de Cifesa, precisamente triunfante en aquel momento, y estaba destinada a ese ectoplasma jamás convertido en un cuerpo real que es el mercado suramericano. De ahí la presencia de Maria Félix como cabecera de reparto, de Porfiria Sánchez y de la película misma, con ese tono de barniz cultura¡ que le confiere el jugar a moderna versión del mito de Ulises.

La revisión de la película puede ser interesante, no únicamente para los fanáticos de la mitología local -en Mare Nostrum, Fernando Rey demuestra lo mucho que ha mejorado con los años, adquiriendo seguridad, aplomo y un rostro noble que no tenía en aquel entonces-, sino para espíritus dispuestos a descubrir momentos mágicos o misteriosos, fruto de una reconsideración de la filmografí española desde unos criterios que no sean estrictamente políticos o ideológicos. Cabe pues la sorpresa, aunque la trayectoria de Rafael Gil más bien nos incline a sospechar que todo quedará reducido a una pulcra pero desustanciada demostración de academicismo. Las referencias críticas de la época son escasamente fiables y los entusiasmos culteranos son tan temibles como los reproches populistas -hay quien recuerda, en tono airado, la filiación republicana de Blasco Ibáñez-, de manera que, para salir de dudas, sólo cabe la solución de arriesgarse y plantarse ante la pequeña pantalla con la esperanza de que no nos ciegue los ojos una nube de polvo.