El triunfo de Bardou confirma el despegue de una generación de tenistas con futuro

El triunfo de Jordi Bardou en el campeonato de España ha confirmado varias teorías sobre el momento actual del tenis de este país. En Marbella se ha confirmado la aparición de una nueva generación con futuro, que los grandes seguirán huyendo del campeonato español por la presión que para ellos representa y, los nulos beneficios que la victoria les reporta, la existencia de pequeñas rivalidades en los entornos de los jugadores y la perspectiva de una mejoría técnica de nuestro tenis femenino con el éxito de Michelle Garth.

Jordi Bardou, el nuevo campeón de España, es miembro de una gener...

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El triunfo de Jordi Bardou en el campeonato de España ha confirmado varias teorías sobre el momento actual del tenis de este país. En Marbella se ha confirmado la aparición de una nueva generación con futuro, que los grandes seguirán huyendo del campeonato español por la presión que para ellos representa y, los nulos beneficios que la victoria les reporta, la existencia de pequeñas rivalidades en los entornos de los jugadores y la perspectiva de una mejoría técnica de nuestro tenis femenino con el éxito de Michelle Garth.

Jordi Bardou, el nuevo campeón de España, es miembro de una generación especialmente fructífera, Bardou tiene 19 años, la misma edad que Emilio Sánchez -el campeón del año pasado- y David de Miguel. Los tres ganaron el año pasado la Sunshine Cup -la Copa Davis junior- y ocuparon tres de los cuatro puestos de. semifinalistas en la Orange Bowl. Junto a ellos está Jordi Arrese, entrenado por Lluís Bruguera, y el madrileño Clavet, que marchan por un camino distinto. Esta generación está aún madurando. Los tenistas españoles, por su carácter y educación, no son tan precoces como los suecos, por ejemplo. Aún les falta rodaje, acabar con sus responsabilidades militares y adquirir seguridad personal sobre sus posibilidades. Esta generación está muy unida y forma un grupo compacto alrededor de Sergio Casal, un poco mayor. Emilio Sánchez explicaba a EL PAÍS que "entre nosotros no existen las envidias. Cada uno va a conseguir sus objetivos y, si yo logro los míos y Casal o Bardou, van más allá y ganan más puntos, me quedo muy tranquilo y me alegro por ellos".Todos estos jugadores, junto a Joan Aguilera, Jordi Arrese y Alberto Tous, son los primeros que se han dado cuenta, a una edad temprana, de que no tienen más remedio que adaptar su juego a las superficies rápidas. Prescindiendo de la seguridad de los puntos que lograrían en los modestos torneos sobre tierra batida, todos ellos han decidido arriesgarse a jugar las fases previas de los de pista rápida. "Perderán muchos partidos", comentaba José Higueras, "pero, a la larga, se darán cuenta del beneficio que logran".

Jordi Bardou es ahora un miembro secundario en el equipo que dirige William Pato Álvarez, entrenador de la Federación Española de Tenis. Álvarez controla durante todo el año los entrenamientos dé un grupo formado por Sergio Casal, Emilio Sánchez, David de Miguel, Juan Avendaño y Jordi Bardou. Todos ellos han sido, en algún momento, los mimados de Alvarez o los marginados según sus resultados. Ahora, por ejemplo, Álvarez dedica mayor tiempo a Emilio Sánchez. Otro de los jugadores del grupo explicó a este diario que "es normal que lo haga porque Emilio es el que mejores resultados ha conseguido y, mientras los demás podemos acabar el martes o miércoles en un torneo, él sigue hasta el final".

Problemas en Marbella

Ese sentimiento produce incidentes penosos, más producto de los nervios y de la pasión que de la razón, como el sucedido el pasado sábado en Marbella. Pato Álvarez, entrenador de Bardou y Emilio Sánchez, se sentó en la tribuna durante la semifinal entre sus dos jugadores. Detrás de él, sentada en una silla de jardín, estaba la madre de Emilio. Unas filas más adelante estaban sentados los padres de Bardou. Emilio, que tiene una gran confianza en Álvarez, le miró varias veces durante el encuentro en busca de las señales que tienen pactadas y que le dan al jugador una cierta tranquilidad. Los padres de Bardou controlaron con varias miradas hacia atrás a Álvarez y, en un momento dado, captaron una conversación -que podía ser sobre el tiempo de Marbella o sobre cualquier otra cosa- entre la madre de Emilio y el técnico. En el, descanso del tercer set el padre de Bardou increpó a Álvarez, acusándole de ayudar a Emilio cuando es entrenador de los dos jugadores. Álvarez lo negó todo y el propio Emilio Sánchez reconoció a este diario que "Pato no me ayudó. Si me hubiera hecho un solo gesto, habría podido ganar porque necesitaba que alguien me tranquilizase".Los jugadores son los que con más calina ven los acontecimientos. Bardou, por ejemplo, dedicó su triunfo en la final a "Álvarez y a mis familiares". Casal y Emilio Sánchez siempre han coincidido en señalar que su juego ha mejorado mucho gracias a la ayuda de William Álvarez. Otras personas critican a Álvarez el buscar un excesivo protagonismo. La frase que suele repetir el técnico, cuando uno de sus jugadores gana, es: "Todo lo bueno se lo he enseñado yo. Lo malo no sé donde lo ha aprendido". El campeonato de España es su mejor propaganda. Los tres últimos campeones están a sus órdenes: Casal (1982), Sánchez (1983) y Bardou (1984).

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