Crítica:El cine en la pequeña pantalla

'El fantasma va al Oeste', un gallo en corral ajeno

El paréntesis anglo-norteamericano de la obra del cineasta francés René Clair, una de las glorias más caseras del cine de su país, al que el paso del tiempo no ha favorecido en absoluto, consta de cuatro películas y abarca entre ellas algunos años de silencio y de escasa productividad. La más conocida película de esta etapa es la primera de las realizadas por René Clair en Hollywood, Me casé con una bruja, que lanzó a la fama a la fugaz estrella Verónica Lake. Este filme se hizo en 1942, y la anterior película de esta etapa, de producción inglesa y norteamericana....

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El paréntesis anglo-norteamericano de la obra del cineasta francés René Clair, una de las glorias más caseras del cine de su país, al que el paso del tiempo no ha favorecido en absoluto, consta de cuatro películas y abarca entre ellas algunos años de silencio y de escasa productividad. La más conocida película de esta etapa es la primera de las realizadas por René Clair en Hollywood, Me casé con una bruja, que lanzó a la fama a la fugaz estrella Verónica Lake. Este filme se hizo en 1942, y la anterior película de esta etapa, de producción inglesa y norteamericana.Un fantasma va al Oeste, es seis o siete años más antigua. Ambos filmes son los que más eco tuvieron en este paréntesis de la carrera, tal como dije eminentemente francesa, de René Clair.

El fantasma va al Oeste se emite hoy a las 19

30 en el espacio La clave por la segunda cadena.

El fantasma va al Oeste quiere ser todavía una película de Clair. El prurito de autoría podía demasiado en este director como para poder desprenderse de él en el salto que ya de Bajo los techos de París, El millón y El 14 de julio, esta última realizada en 1934, un solo año antes que El fantasma va al Oeste, a su ingreso en otro sistema de producción. Hay un esfuerzo de continuidad entre estas películas, que dejaría de existir en las realizadas años después en Hollywood, donde ya es posible apreciar una ruptura en el estilo de Clair, en el proverbial afán del director francés de imprimir un sello propio a todo cuanto pasaba por sus manos. Esto acabó, por vía indirecta, frustrando la aventura norteamericana de Clair, como demuestra el que, tras otros dos filmes medianos en Hollywood, el año de su retorno a Francia, 1946, realizara El silencio es oro, que es su filme más francés y, desde luego, el más personal y vigoroso.

En El fantasma va al Oeste Clair se comporta como gallo en corral ajeno. La película tiene detalles aislados de su personalidad como cineasta, pero otros detalles adolecen de un juego que Clair no domina plenamente, que le es extraño. La aventura del miHonario norteamericano que se lleva a su tierra, piedra a piedra, un castillo británico con fantasma incluido (fantasma que interpreta el gran actor Robert Donat) resulta eficaz sólo a medias. Las intrincadas paradoja! del humor británicoque intencionalmente despuntan en el guión quieren conjugarse con las gracias más lineales de Clair, pero la articulación entre ambas chirría a veces como un artilugio algo oxidado. Hay golpes o gags que se mantienen, pero no son muchos. La original historieta hace gracia en ocasiones, pero otras queda algo pasada de tiempo o, según la expresión francesa, demodé. No obstante, el filme es digno.

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