Fútbol: Athlétic y Sporting, finalistas en el torneo Carranza

La 'magia' de González, insuficiente

ENVIADO ESPECIALY tanto que México. El salvadoreño estaba, a las 18.30 horas de ayer, lo suficientemente despierto como para firmar, en los 90 minutos inmediatamente posteriores, media docena o más de jugadas de las de levantar la boina. De sus botas salió todo el fútbol que se vio ayer en el partido inaugural. Al Athlétic le salió el boleto premiado en la lotería de los penaltis, aunque Zubizarreta tuvo mucha culpa en el asunto: por dos veces consecutivas, en los últimos diez minutos, ganó para su equipo el derecho a participar en la rifa y, luego, cazó al vuelo el número bueno deteniendo el ...

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ENVIADO ESPECIALY tanto que México. El salvadoreño estaba, a las 18.30 horas de ayer, lo suficientemente despierto como para firmar, en los 90 minutos inmediatamente posteriores, media docena o más de jugadas de las de levantar la boina. De sus botas salió todo el fútbol que se vio ayer en el partido inaugural. Al Athlétic le salió el boleto premiado en la lotería de los penaltis, aunque Zubizarreta tuvo mucha culpa en el asunto: por dos veces consecutivas, en los últimos diez minutos, ganó para su equipo el derecho a participar en la rifa y, luego, cazó al vuelo el número bueno deteniendo el disparo de Padilla.

El público del Carranza no se lo explicaba: "¿Pero cómo han podido éstos ganar la Liga y la Copa?". La apreciación no era del todo justa. El Atlilétic no cuenta con grandes figuras, pero su presión, más difícil de efectuar que lo que algunos piensan, obliga al rival a jugar incómodo, mientras que sus jugadores son capaces, incluso jugando mal, como ayer, de acercarse a la puerta contraria tres veces más que equipos más técnicos, como el mismo Cádiz de Mágico. Además, el mérito no está en ganar la partida cuando se tiene escalera de color y se está de mano, sino con apenas una pareja de cincos.

El Cádiz jugó más, pero se mostró romo en el remate y lento, con laexcepción de González, en las maniobras de ataque. La clase del mayor de los Mejías, ya acreditada, y la buena tarde de Benito fueron insuficientes para acompañar el acierto del fenómeno salvadoreño frente a una defensa tan segura como lo es últimamente la rojiblanca.

Sobreponiéndose a un calor que, para ellos, debía de ser sahariano, los bilbaínos presionaron intensamente en varias fases, pero estuvieron poco inspirados. Sin Argote, su delantera y, en realidad, todo el equipo pierde la mitad de su mordiente. En su ausencia, Urtubi intentó canalizar el juego de ataque y lo consiguió durante la primera mitad, pero se oscureció luego. En el fondo, todos acabaron nublados por el brillo del mago salvadoreño.

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