Juegos de la 23ª Olimpiada de la era moderna

Antonio, media historia de España

Aquel tipo manejaba un equipo imponente. Alto, fuerte, habilidoso, conjuntado. Debe de tener un coche impresionante y una casa magestuosa. Por tener hasta debe de tener mucho más dinero que él. No se llama Michael y, por tanto, no tiene la fama de Jackson o Jordan, ese morenito que no cesaba de meter canastas en el cesto español, después de quedarse durante varios segundos colgado de un hilo de pescar, que pendía del techo del Forum de Los Ángeles. Puede que no sea tan famoso como ellos, pero sale cada día en los periódicos. Aquel tipo hace lo que quiere en la pista. Se levanta, grita, insulta...

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Aquel tipo manejaba un equipo imponente. Alto, fuerte, habilidoso, conjuntado. Debe de tener un coche impresionante y una casa magestuosa. Por tener hasta debe de tener mucho más dinero que él. No se llama Michael y, por tanto, no tiene la fama de Jackson o Jordan, ese morenito que no cesaba de meter canastas en el cesto español, después de quedarse durante varios segundos colgado de un hilo de pescar, que pendía del techo del Forum de Los Ángeles. Puede que no sea tan famoso como ellos, pero sale cada día en los periódicos. Aquel tipo hace lo que quiere en la pista. Se levanta, grita, insulta a los árbitros, protesta, se pasea. Lo que quiere. Si él hiciera eso, lo echarían de la cancha. Aquel tipo tiene muchas más cosas que él.Pero él es feliz y, además, ¡qué caray', a aquel tipo, a Bobby Knight, le visten los enemigos. Él, sin embargo, va siempre impecable. En los descansos de los partidos, incluso se cambia de camisa. Un día la de Tritton, otro la de Jolaseta, algunos la de Bizanti, Golfus y Ponune e, incluso, Poires. No hay duda, aquel tipo puede tener mucho más de todo, pero viste fatal. Puede ser campeón olímpico de 31 puntos, pero debería reflexionar sobre su vestimenta. Ni siquiera con todo el oro del mundo podría igualar al elegante Antonio- Díaz Miguel.

Cuentan que la casa de Antonio Díaz Miguel, seleccionador español de baloncesto desde el 5 de noviembre de 1965 -ganó a Holanda, en Amsterdam, por 92-93-, está totalmente forrada de baloncesto. Hay incluso quien asegura -aunque este termino no ha podido confirmarse- que Almudena y Elsa, sus dos hijas, de 16 y 8 años, deben eludir a su padre por los pasillos, cuando se pasea botando el balón y ordenando a los cuadros que hagan pressing sobre las lámparas. "No concibo el baloncesto actual sin vídeos y sin estadísticas". Por eso tiene la casa que tiene.

Nada más entrar en su dormitorio usted descubre una estantería con un televisor de 10 pulgadas, con mando a distancia y 30 vídeos, por supuesto, de baloncesto. A la derecha, sobre una pequeña mesita, un montón de libretas -la mayoría de ellas compradas en librerías norteamericanas- en las que apunta todo lo relacionado con su trabajo, jugadores, rivales... Más allá, otra mesa con un dictáfono donde graba todos los detalles que observa mientras ve en televisión la repetición de los partidos de su equipo. Junto a la ventana, en una mesa mucho más grande que las otras, papeles y más papeles, tácticas para todos los gustos y rivales, contra todos los adversarios habidos y por haber, nombres y más nombres, números y más números.

Un divertido 'hobby'

Y hay que tener en cuenta que ése es su hobby. Él vive de las diversas representaciones que tiene de importantes firmas textiles. La federación le paga 100.000 pesetas al mes. Sabe que cualquier club de Primera División le daría muchísimo más. Pero, bueno, a él le gusta la selección. Tanto que lleva ya 19 años con ella. Y lo ha ganado casi todo. Como dijo ayer el gran Corbalán, todo, "pues es materialmente imposible que España gane el oro olímpico o un Mundial, pues para derrotar a EE UU y la URSS en una misma competición tienes que tener dos días prodigiosos. Y eso es imposible". Pues bien, Díaz Miguel lo ha ganado casi todo.

Desde aquel 5 de noviembre de 1965 hasta ayer, 11 de agosto, han pasado muchas cosas. 19 años, 293 partidos, muchas victorias (alguna, incluso, sobre EE UU y la URS S), algunas derrotas, pocos empates, grandes conquistas (22 en el Eurobasket-73, 4º en el Eurobasket-75, 4º en los Juegos de Moscú, 4º en el Eurobasket-81, 4º en el Mundial82, 2º en el Eurobasket-83 y 2º en los Juegos de Los Ángeles) y, sobre todo, un gran baloncesto, el nacimiento de un estilo.

Díaz Miguel nació el 6 de julio de 1933, en Alcázar de San Juan (Ciudad Real). A los 9 años, sus padres le pusieron interno, en el Instituto Ramiro de Maeztu, de Madrid. "Sólo quería jugar a, fútbol. Era un loco del fútbol. Fui capitán del equipo de la clase y, más tarde, destaqué en los campeonatos escolares". Ocho años más tarde, nació Estudiantes. Y Díaz Miguel se metió ahí, en la pista de baloncesto. En menos de un año sería internacional -debutó el 24 de junio de 1952, en Ginebra, ante Suiza (46-26)- Tenía 19 años y el seleccionador era Anselmo López. En su despedida (22 de octubre de 1959, en Beirut), Díaz Miguel consiguió-16 puntos, ayudando al triunfo de España ante Líbano, por 69-72. Durante 7 años (Estudiantes, Real Madrid, Águilas y Cabe), fue 25 veces internacional.

Él, que no se ha hecho ni se hará millonario con esto del aro, recibió, durante algunos años, el apodo de pesetero cuando regresaba vestido de blanco, a la pista de la Demencia. Pero, con el tiempo, pasaría a ser el dueño del baloncesto español. Bueno, él, Corbalán, Epi y compañía. En torno a la llegada de Diaz Miguel a la selección se han publicado varias versiones.

Pedro Ferrándiz, ex seleccionador y entrenador del Real Madrid, conoce la buena; Después del fracaso en el Europeo-65, en Moscú, donde España ocupó la decimoprimera plaza, Ferrándiz dejó la selección y recomendó a Anselino López que subiera a Díaz Miguel al equipo A, pues ya dirigía al equipo júnior. Dos años después, tras perder varios partidos en los Juegos Mediterráneos de Túnez, Díaz Miguel presentó la dimisión por escrito.

La garganta profunda que Ferrándiz tenía en la federación le informó de que iban a aceptar la dimisión del seleccionador y fue entonces cuando el ex entrenador madridista escribió una carta a Anselmo López en la que le sugería que reflexionasen, que no cometieran el error de prescindir de Díaz Miguel, "porque es el hombre del futuro". Como así fue. Acertó Ferrándiz. Acertó Anselmo López. Está acertando Díaz Miguel, el hombre que ha dirigido 293 partidos internacionales, más de la mitad de la historia de la selección española de baloncesto.

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