Juegos de la 23ª Olimpiada de la era moderna

La gimnasia norteamericana Mary Lou Retton gana con justicia a la rumana Ecaterina Szabo

ENVIADO ESPECIAL, Mary Lou Retton dio un nuevo motivo de alegría nacional en Estados Unidos. Las pantallas de televisión no tuvieron más remedio que rendirse a la evidencia. El Pauley Pavillion fue el delirio. La pequeñísima y corpulenta gimnasta, alcanzada en la clasiricación por la rumana Ecaterina Szabo tras la disputa del primer aparato en la jornada final del concurso múltiple individual, decantó la victoria a su favor en el cuarto y último. Su gimnasia electrizante, con justas puntuaciones esta vez, mereció el apretado triunfo por cinco centésimas de punto.

La cadena de televisión...

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ENVIADO ESPECIAL, Mary Lou Retton dio un nuevo motivo de alegría nacional en Estados Unidos. Las pantallas de televisión no tuvieron más remedio que rendirse a la evidencia. El Pauley Pavillion fue el delirio. La pequeñísima y corpulenta gimnasta, alcanzada en la clasiricación por la rumana Ecaterina Szabo tras la disputa del primer aparato en la jornada final del concurso múltiple individual, decantó la victoria a su favor en el cuarto y último. Su gimnasia electrizante, con justas puntuaciones esta vez, mereció el apretado triunfo por cinco centésimas de punto.

La cadena de televisión ABC no pudo ser criticada tampoco por el despliegue en esta ocasión. Aparte de haber convencido a Juan Antonio Samaranch, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), de que los demás, incluido él, no entienden el complicado engranaje cuando, en el fondo, sí que se trata de un problema de nacionalismo, propaganda y negocio, la realidad es que con Mary Lou Retton ha nacido un nuevo espécimen exportable por la gimnasia de laboratorio. Un laboratorio americano, pero dirigido, eso sí, por un cerebro rumano, Bela Karoly, descubridor y primer lanzador de estrellas.El resto lo hace precisamente la televisión, a la que Samaranch sólo ha censurado forzado por la comisión ejecutiva y los países del Este, pero a la que no atacará demasiado en ningún caso porque no en balde es su fundamental fuente de ingresos.

El Comité Olímpico Internacional, cabe recordarlo, se lleva el 10% de los contratos hechos por los comités organizadores con la cadena de televisión que gane la subasta para la retransmisión exclusiva de los Juegos. Y en este caso son más de 3.000 millones de pesetas los que le tocan. Todo un pellizco. Ello, con independencia de que para los próximos de Inviemo, en Calgary, y de Verano, en Seúl, ya se ha triplicado la cantidad:

Mary Lou Retton, tras el fallo de la rumana Ecaterina Szabo en uno de los aparatos de la joimada final del concurso por equipos, se presentaba para el múltiple individual con una ventaja de 15 centésimas de punto. Sin embargo, para dar la máxima emoción a la lucha entre ambas, la rumana estuvo espléndida en la diricil barra de equilibrios y, con el primer 10 (le los cinco de la tarde-noche, alcanzó a la estadounidense. La emoción no podía por menos que desbordarse ante el equilibrio de poderes suscitado.

La amenaza

Sus cuatro mortales atrás con apoyo de manos, pero perfectamente encadenados; dos más, uno sin apoyo, y la salida con doble mortal atrás clavada, todo ello con ritmo y sin paradas, hicieron presagíar lo peor, la pérdida del oro para Mary Lou Retton.

La gimnasta norteamericana, en las barras asimétricas, pese a una salida preciosa desde la alta, con mortal y tirabuzón combinados, falló en uno de los cambios de barra y la pérdida de ritmo le dejó reducida la nota a 9,85. McNamara, por su parte, volvió a fallar en la barra y, en la lucha por la medalla de bronce, tampoco iba a gana la segunda rumana, Laura Cutina, quien, en la siguiente rotación y en la misma barra, tras hacer un ejercicio muy bueno, cayó en la difícil salida.

Iba a ser su compatriota Simona Pauca, mucho más regular, con tres 9,90 y un 9,95 en la jornada, la que se llevara el bronce. En cualquier caso, la pugna por el tercer peldaño del podio no afectaba para nada a la relativa a los dos primeros, entre Mary Lou Retton y Ecaterina Szabo.

En la segunda rotación, las cosas se pusieron aún peor para Mary Lou. Pese al only you, Mary Lou, que se oyó en muchos momentos, la fatídica barra pareció que le iba a quitar todas las posibilidades para la confirmación de que sólo ella debía ser la primera. Hizo tres mortales atrás, sin apoyo de manos, de tremenda dificultad, pero, en su excesivo riesgo, se desequilibró en un cuarto hacia adelante, lo que le supuso sólo un 9,80.

La reacción de la 'hormiga atómica'

Ecaterina Szabo, en cambio, estuvo muy bien en suelo, salvo un pequeño fallo en la primera diagonal de saltos, siempre con el mortal añadido inmediatamente al final de una de ellas. Con 9,95 se colocó, pues, 15 centésimas de punto por delante de su rival en el ecuador del concurso, a falta de sólo dos aparatos.

Pero el final de Mary Lou iba a ser extraordinario. Su calidad de competidora, con sus formas masculinas, como una bala de cañón, estallaron en suelo y en salto, su mejor aparato. Mientras que Ecaterina sólo pudo conseguir 9,90 en salto y en las asimétricas, la hormiga atómica norteamericana logró obtener sendos 10.

Con el primero, en el que incluyó tres diagonales cion mortales planchados, estilo masculino, estirado el cuerpo, algo impresionantes, se acercó a cinco centésimas de punto de la rumana. A ésta, normal en salto, con defecto en la caída, le ocurrió lo mismo en las asimétricas, en las que estropeó con otra mala salida su maravillloso giro en la barra inferior y los dificiles y fundamentales, para la elite, cambios de barra.

En salto, Mary Lou Retton clavó los dos intentos con doble giro y mortal y no desaprovechó la última oportunidad.

El éxito absoluto ya era para ella, con.16 años de edad, 1,44 metros de estatura, 42 kilos de peso y proporciones, pues, no muy femeninas al pesar casi tanto como los centímetros que sobrepasa del metro.

No estuvo en los pasados mundiales de Budapest por una lesión, pero tenía la esperanza puesta en Los Ángeles. Practica la gimnasia desde los ocho años, la mitad de su vida. Con el título se ha sentido completamente compensada de todos los sacrificios. La gloria de ser la primera gimnasta de su país campeona olímpica le pertenece.

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