Hinault, Fignon y Lemond

La historia es severa con Hinault. En 365 días, el corredor francés, único sucesor de Merckx y Anquetil, tiene que soportar que a sus 30 años la prensa le trate con descaro: para unos es ya parte del pasado y otros le animan como un aspirante que debe volver a ganarse el puesto. Cuatro triunfos en el Tour parecen formar un curriculum que no se tiene en cuenta. Hay un Hinault de antes de 1983 y otro, desconocido, después de 1983. Pero este corredor ha hecho un trabajo de humildad realmente fuera de lo común y parece dispuesto a retar a la historia, a sus ex compañeros, a sus ex patrones y a la ...

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La historia es severa con Hinault. En 365 días, el corredor francés, único sucesor de Merckx y Anquetil, tiene que soportar que a sus 30 años la prensa le trate con descaro: para unos es ya parte del pasado y otros le animan como un aspirante que debe volver a ganarse el puesto. Cuatro triunfos en el Tour parecen formar un curriculum que no se tiene en cuenta. Hay un Hinault de antes de 1983 y otro, desconocido, después de 1983. Pero este corredor ha hecho un trabajo de humildad realmente fuera de lo común y parece dispuesto a retar a la historia, a sus ex compañeros, a sus ex patrones y a la joven pléyade de ambiciosos que buscan su trono en bicicleta. En esas circunstancias, Hinault es sólo uno más, si acaso de los primeros, de los favoritos. Los especialistas repasan biografías, datos, estadísticas y hasta comportamientos de una larga lista de más de siete corredores.Según L'Equipe, Hinault, Fignon y el norteamericano Lemond son el trío de figuras. De Hinault se destaca su fuerza de voluntad y se le oponen a Fignon o a Lemond, indistintamente, según las circunstancias. Fignon está en el buen camino de la sucesión porque no se ha conformado con ganar un Tour, sino que consolida su prestigio con el segundo puesto en el Giro-84 y su reciente conquista del Campeonato de Francia, en el que, al parecer, realizó una exhibición. Fignon, dicen, cultiva la doble personalidad; en la carretera odia, pero gusta de ser amigable en cuanto deja los pedales. Lemond, dicen también, aparte de ser ciudadano EE UU, es campeón del mundo y el predilecto de Guimard, el técnico del Renault. Destacan sudeterminación y su individualismo como semilla que puede abonar el carácter de lo que debe ser un campeón.

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Según otros autores, otros medios de comunicación, el resto de candidatos es diverso, pero de calidad. Y también en esta segunda lista hay corredores franceses: Caritoux, Madiot y Pascal Simon. De ellos, este último es el más destacado, buen escalador, luchador, cuyo defecto, según algunos, es su falta de inteligencia en carrera. Es un corredor de feo estilo pero capacitado para las hazañas, como defender en 1983 su jersei amarillo durante varias etapas con la clavícula rota y a sabiendas de que había de retirarse. Es silencioso y tímido. De Madiot destaca su elegancia; de Caritoux están obligados a hablar tras su triunfo en la Vuelta a España. De momento sigue siendo sólo un buen escalador. Otros candidatos son Stephen Roche, irlandés, comparable en técnica y potencia a Kelly, compatriota, hombre fuerte del equipo francés Skill, ganador de las pruebas clásicas más importantes de 1984 pero dudoso ante la gran montaña. El danés Andersen es un rodador con posibilidades; Winnen, un holandés veterano, al que le reprochan su falta de ambición pero al que le dan por seguro entre los cinco primeros en París.

Finalmente, los colombianos, de nuevo la gran atracción porque su dominio en la pasada Dauphine Liberé no ha sido olvidada y trajo sus consecuencias. Entre ellas, que tres corredores fueran inmediatamente contratados para participar aquí.

Sin embargo, la gran figura es Luis Jardinerito Herrera, considerada el mejor escalador del mundo por la prensa y radio afines.

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