Tina Anselmi

La presidenta de la comisión parlamentaria que investiga el escándalo de la logia secreta P-2 fascina a los italianos

La última fascinación política de los italianos es Tina Anselmi. No sólo porque algunos de sus compatriotas le escriban cartas de amor o de apoyo, y le aplaudan su coraje y su coherencia, sino porque Anselmi se ha convertido en un importante peso pesado dentro de la política italiana. Democristiana, pero con una imagen independiente, esta mujer que ya fue famosa hace unos años, al ser la primera política que fue nombrada para hacerse cargo de un ministerio (en su caso los de Sanidad y Trabajo), empieza a alcanzar una popularidad tan evidente que resulta molesta para su partido. Algunos observa...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La última fascinación política de los italianos es Tina Anselmi. No sólo porque algunos de sus compatriotas le escriban cartas de amor o de apoyo, y le aplaudan su coraje y su coherencia, sino porque Anselmi se ha convertido en un importante peso pesado dentro de la política italiana. Democristiana, pero con una imagen independiente, esta mujer que ya fue famosa hace unos años, al ser la primera política que fue nombrada para hacerse cargo de un ministerio (en su caso los de Sanidad y Trabajo), empieza a alcanzar una popularidad tan evidente que resulta molesta para su partido. Algunos observadores, sin embargo, le auguran un porvenir en el que podría caber la presidencia de la República.

Esta mujer podría ser mañana presidenta de la República. Es un deseo popular que ha tenido ya ocasión de escuchar, a veces entre gritos de entusiasmo. Tina Anselmi tiene exactamente 30 años menos que el presidente Pertini, es decir, 57, y la gente de la calle piensa que el mundo político no podría encontrar mejor sucesor del popularísimo primer magistrado.Tina Anselmi milita en la Democracia Cristiana, y al igual que Pertini respecto al Partido Socialista, ha mostrado una actitud política independiente de su partido. Y si el anciano presidente ha podido decir: "Hoy muchos de los que me votaron no volverían a hacerlo", también Anselmi repite que muchos de sus compañeros de partido se han arrepentido de haberla puesto al frente de la comisión del Parlamento más delicada y peligrosa. Y esto porque Tina Anselmi no se ha doblegado ni ante la amenaza ni ante los chantajes. Ha defendido con tesón su derecho a indagar a fondo en el mayor escándalo de la vida política italiana de los últimos años, un escándalo que, como ella misma ha explicado, "es el que ha puesto más seriamente en peligro la vida democrática de este país".

El escritor Edward Torpiano, le ha escrito desde Malta pidiéndole su mano. Los diputados comunistas le han enviado un telegrama de solidaridad en el que se dice: "Ánimo, millones de personas están con usted". Pero le escriben también curas y obispos. La primera carta la ha recibido del obispo más progresista de Italia, Luigi Bettazzi, que se había hecho ya famoso por su carta a Enrico Berlinguer, secretario general del partido comunista. Bettazzi le dice a Anselmi: "Creo que una vez más hemos de que replantearnos el concepto que de sexo fuerte tenemos nosotros los varones. Usted, como mujer, nos está dando un ejemplo de coraje y de coherencia, desafiando amenazas y chantajes, como hicieron las mujeres argentinas de la plaza de Mayo".

Y lo cierto es que en este país, sediento de ejemplos de limpieza política, de líderes no cacareados en escándalos económicos, Tina Anselmi, que vive con sencillez en una casa que comparte con su hermana, y a quien nunca rozó ni siquiera la sospecha de un escándalo, se ha convertido de repente en una mujer adorada. La invitan a hablar en las escuelas, en los consejos de fábrica y hasta en las funciones religiosas.

Lo que gusta de Tina Anselmi es que es una gran defensora de la mujer. Por eso se enfada con las mujeres que "no votan a las mujeres". Cuando el año pasado la entrevistó este corresponsal, afirmó que el momento más doloroso para ella durante los interrogatorios ante la comisión -por la que desfilaron dos ex presidentes de la República-, fue "al sentarse en el banquillo la secretaria de Gelli. Pobre, temblaba como una hoja muerta".

Archivado En