Juan Sebastián Bach

se ha librado de pagar impuestos en Hong Kong por la única circunstancia de haber muerto en 1750. Un informado inspector de Hacienda de la citada colonia británica salió el otro día a la calle, presa de un ataque de burocracia, y se dedicó a escudriñar carteles anunciadores de acontecimientos artísticos, a la búsqueda de una víctima propiciatoria. Frotándose las manos, se detuvo ante un anuncio de la Sociedad Sinfónica de Hong Kong y decidió proceder por impago contra un tal Juan Sebastián Bach, que aparecía allí, junto a otros dos compositores, y que, al parecer, no había hecho la última decl...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

se ha librado de pagar impuestos en Hong Kong por la única circunstancia de haber muerto en 1750. Un informado inspector de Hacienda de la citada colonia británica salió el otro día a la calle, presa de un ataque de burocracia, y se dedicó a escudriñar carteles anunciadores de acontecimientos artísticos, a la búsqueda de una víctima propiciatoria. Frotándose las manos, se detuvo ante un anuncio de la Sociedad Sinfónica de Hong Kong y decidió proceder por impago contra un tal Juan Sebastián Bach, que aparecía allí, junto a otros dos compositores, y que, al parecer, no había hecho la última declaración de la renta. Cuando iba a arremeter contra el posible defraudador del fisco, alguien le dijo que éste venía en una enciclopedia y que había compuesto algunas menudencias como La Pasión según san Juan o los Conciertos de Brandemburgo a la altura del siglo XVIII.

Más información

Archivado En