Final de la Copa de Europa de baloncesto

El técnico del Barcelona teme que los nervios y la presión atenacen a sus jugadores frente al Banco di Roma

Los jugadores del Barcelona aguardan las horas previas a su primera final de Copa de Europa ligeramente atribulados por la trascendencia deportiva que se le ha dado al encuentro. Antoni Serra, el técnico, dibuja a su alrededor un ambiente pesimista, extremadamente cauto: "No sé, si los jugadores se comportan como en el entrenamiento de ayer, creo que perderíamos la final". 2.500 seguidores barcelonistas dormirán en la carretera soñando con el título. El partido (21.00 boras, TVE) lo arbitraría un griego, Constantín Riga, y un soviético, Michail Grigorjev, que ne son del agrado de Serra.
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Los jugadores del Barcelona aguardan las horas previas a su primera final de Copa de Europa ligeramente atribulados por la trascendencia deportiva que se le ha dado al encuentro. Antoni Serra, el técnico, dibuja a su alrededor un ambiente pesimista, extremadamente cauto: "No sé, si los jugadores se comportan como en el entrenamiento de ayer, creo que perderíamos la final". 2.500 seguidores barcelonistas dormirán en la carretera soñando con el título. El partido (21.00 boras, TVE) lo arbitraría un griego, Constantín Riga, y un soviético, Michail Grigorjev, que ne son del agrado de Serra.

La final de la Copa de Europa no parece representar para los juga dores del Barcelona un aconteci miento excepcional, ni mucho me nos la compensación a una buena campaña europea en la que se cumplieron todos los objetivos previstos de antemano: ganar to dos los partidos del Palau y dos a domicilio. Estar en Ginebra se ha convertido en un drama del que todos intentan evadirse. La táctica previa al encuentro no se limita tanto a estudiar al rival, el Banco di Roma, como a vigilar la evolución psicológica de los jugadores. "Esto no parece un equipo de ba loncesto, con la alegría que yo quiero que tengan mis jugadores con las ganas que yo deseo que ex presen por ganar la final", dice Antoni Serra, sólo unas horas antes del partido. "Primero fue el excesivo optimismo, ahora en Ginebra tengo que luchar porque los jugadores se mentalicen, dado que los están desmentalizando desde fuera. No sé, por ejemplo, me preocuparon en el entrenamiento de ayer Creo que si se comportan así en la final perderíamos el partido".Serra, astutamente, contrasta el revoloteo nervioso de los directivos azulgranas, que acosan a los jugadores con sus palmadas y sus ánimos, con un ambiente pesimista. "Es nuestra primera final de Copa de Europa y parece que si no la ganamos no volveremos a ser nadie. El Real Madrid ha jugado 12 finales, Para ganar su primer título necesitó perder las dos primeras finales que disputó y a la tercera, que además se jugaba en Madrid, ganó la primera copa europea. Hay que entender que para adjudicarse campeonatos hay que estar primero en las finales. El Barcelona nunca ha llegado tan lejos y ya demostramos que estamos aquí. Pues bien, ahora resulta que si la perdemos no volveremos a conseguir nada. Esa es la diferencia, collons, en el Madrid había tranquilidad para perder finales pero se ve que aquí no".

El duelo de los bases

Los jugadores, por su parte, luchan con la Prensa para dar la impresión de que se encuentran confiados, despreocupados. Sólo Davis y Starks parecen tranquilos, no se asustan por la final. Epi es el centro de atención de la Prensa italiana, que lo aborda sin cesar Solozábal debería ser el más apesadumbrado, porque todo el mundo le recuerda a la cara las excelencias de Larry Wright, un ex profesional con el que tendrá que mezclar su sudor en un marcaje que puede ser clave: "Quieren convertir mi actuación en un duelo personal con Wright y yo intentaré que no sea así. Cierto, ha sido profesional, es un grán jugador, pero yo tengo que pensar en mover a mis compañeros". Serra, además, intentará que, en algunos momentos, alguien más -quizás Epiayude a Solozábal. Sibilio, por su parte, pasa de Wright: "No será tan fundamental como piensa. Gilardi nos dará problemas y Polesello, el pívot, ya nos ha traido de cabeza más de una vez". Sibilio quiere que llegue la final, "y que se dejen de historias porque aquí estamos para jugar baloncesto y no para salvar a nadie. El baloncesto no salvará nunca al fútbol. Son historias; yo, desde luego, intentaré mantenerme al margen".

Pero la capacidad para perder fácilmente los nervios quedó patente en pequeños detalles. Por ejemplo, los entrenamientos. Al llegar a Ginebra, el Barcelona siguió su plan habitual de preparación. La llegada de la expedición del Banco di Roma levantó la lógica curiosídad. Pronto se supo que Bianchini, el técnico, había dispuesto entrenamientos de mañana y tarde para sus jugadores. La noticia no causó sensación sino pavor y llovieron las preguntas a Serra: "Que los italianos se entrenan a doble sesión, que lo hacen a puerta cerrada para que no les vea nadie". Y Serra contestaba: "¿Por qué tengo que cambiar mis hábitos de entrenamiento? Si lo hago los jugadores pensarán que me he vuelto loco de repente y si, por otra parte, pensara que entrenar mañana y tarde es lo mejor, lo hubiera hecho a principio de temporada pero no ahora". Este era un detalle.

Así es como Serra se ha tenido que colocar en medio de la situación y en disposición de devolver todas las pelotas dialécticas que le envían: "¿Qué es eso de una final entre la mejor defensa y el mejor ataque? El Banco di Roma ha sido, en Copa de Europa, la primera defensa y el peor ataque, pero el Barcelona ha sido la segunda defensa y el segundo ataque del campeonato. ¿Por qué no dicen que jugarán la segunda defensa contra el peor ataque? El Banco di Roma llega tranquilo a esta final, cuando hay que recordar que nosotros nos clasificamos una semana antes que ellos y les ganamos el basquet average. Ahora parecen ellos los favoritos".

Y lo cierto es que el Banco di Roma llega a la final mediterránea, como se le ha dado en llamar, en un momento intranquilizador por sus recientes derrotas en el campeonato de Liga, que le tienen relegado, con cierto peligro, a la sexta posición. Sus estadísticas son discretas en el plano ofensivo porque, en definitiva, son el penúltimo equipo de la Liga en porcentaje de puntos conseguidos sobre balones puestos en juego. Otros porcentajes de ataque son poco espectaculares. Por ejemplo, un 48% total en el acierto a canasta, con un 56% en tiros de cerca y un 41%, en tiros de lejos (una de las cifras más bajas). Sólo Gilardi aparece situado entre los 30 mejores encestadores de la Liga italiana, en la posición 25, con 353 tantos, seguido a larga distancia de un Wright que ha jugado media Liga. Sus pívots no destacan en capacidad reboteadora. En tiros libres, el equipo aparece en una posición media alta (72% de aciertos). Su mejor arma está, indiscutiblemente, en la defensa, siendo el segundo equipo detrás del conocido Simac, líder de la Liga italiana. El Banco di Roma es el equipo que menos canastas tiene en contra. Individualmente, la propia Prensa italiana hace hincapié en que el favorito es el Barcelona: "De los cinco duelos individuales que se esperan sólo uno es ciertamente favorable al Banco, el de Wright con Solozábal; dos son parejos, los de los pívots, mientras quie los otros dos son para el Barga".

Polémica arbitral

Por último, los árbitros. La supuesta victoria del Barcelona pondría el marcador europeo en un rotundo 2-0 favorable a España, hecho que la prepotente Liga azzurra no parece dispuesta a admitir fácilmente. De ahí, la atención que se ha prestado a las designaciones arbitrales. Riga, el colegiado griego, actuó en el Jolly-Barça y Grigorjev, en el Banco-Barça. Tuvieron decisiones discutidas en contra de los azulgrana. Antoni Serra lo dejó claro ayer: "No me gustan porque si aquí han llegado los dos mejores equipos europeos, sin embargo, no están los dos mejores árbitros.

Suiza teme a los latinos

2.500 seguidores azulgranas durmieron ayer en plena carretera francesa soñando con un título europeo. En Ginebra encontrarán, al menos, a otros 2.500 italianos, lo que ha motivado una exagerada preocupación helvética por la seguridad, dado que parece asustar el excesivo toque latino entre los asistentes al encuentro. El diario La Suisse insertó ayer una nota de la policía en la que se ponían en conocimiento de los visitantes las medidas especiales de tráfico para separar los coches españoles de los italianos.El Barcelona ha recibido 2.517 entradas, las mismas que el Banco di Roma. La diferencia estriba en que los emigrantes italianos compraron buena parte de las 2.000 entradas que se han vendido en Ginebra. La final será ofrecida por 13 canales europeos de televisión, incluido el turco, y nueve emisoras de radio. Se han desplazado hasta Ginebra unos 250 enviados especiales de prensa, radio y televisión.

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