Reportaje:

Enrique Gallud Jardiel

Nieto de Jardiel Poncela, aprendió el indi por correspondencia y es actor y autor teatral en la India, donde ha escrito una novela de humor

Casado con una hermosa india llamada Reshma, que tiene su misma edad, 25 años, y le ha dado dos hijos, el nieto del escritor Enrique Jardiel Poncela habla correctamente indi, es actor y autor teatral y, para redondear su ficha, acaba de poner la palabra fin a su primera novela de humor negro. Da clases de español en la universidad Nehru de la capital de la India.

Enrique Gallud Jardiel salió de España hace siete años. En Nueva Delhi aprendió el idioma indi por correspondencia y sin paracaídas, lanzándome a la calle con miedo al fracaso", según dice, "y ahora ya no pienso moverme de este...

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Casado con una hermosa india llamada Reshma, que tiene su misma edad, 25 años, y le ha dado dos hijos, el nieto del escritor Enrique Jardiel Poncela habla correctamente indi, es actor y autor teatral y, para redondear su ficha, acaba de poner la palabra fin a su primera novela de humor negro. Da clases de español en la universidad Nehru de la capital de la India.

Enrique Gallud Jardiel salió de España hace siete años. En Nueva Delhi aprendió el idioma indi por correspondencia y sin paracaídas, lanzándome a la calle con miedo al fracaso", según dice, "y ahora ya no pienso moverme de este país". En la India enseña español oficialmente. Al quedar vacante la plaza de lector en la universidad Nehru (su predecesor, Antonio Benimelis, fue asesinado en extrañas circunstancias), Gallud Jardiel accedió al cargo. Tiene matriculados 130 alumnos, de los que muy pocos llegarán a doctorarse. "España no cuenta nada aquí; los pocos que aprenden el idioma español lo hacen pensando en las relaciones de la India con Suramérica más que con España", dice el nieto de Jardiel Poncela.Se le ve dar clases sobre el césped de la facultad cuando en el aula hace más frío, como sucede ahora. "Tenemos algunos cristales rotos, y a falta de dinero con el que reponerlos buscamos el sol, que es más económico". Y así Enrique explica a sus alumnos el Siglo de Oro español, deslizando en su justo momento algún texto de su divertido abuelo. "Los indios del Norte aprenden con más facilidad nuestro idioma que los del Sur", dice el lector, "y cada seis meses escenificamos una obra". Recientemente el nieto tradujo al indi Los ladrones somos gente honrada, y la obra se representó en un teatro de Delhi. "La crítica la elogió y el público se lo pasó muy bien, porque el humor de mi abuelo no era de chistes, sino de situaciones".

El nieto del célebre escritor se siente como uno de los habitantes de la casa deshabitada: "No tuve la suerte de conocer a mi abuelo; murió antes de que yo naciera". Pero sigue los pasos literarios de aquél y confiesa que "muy modestamente, he escrito dos obras de teatro y una novela, aún inédita".

Las dos obras de teatro han sido representadas en la universidad Nehru. "Una se titula Revuelta en el Delta, y es la sátira histórica de hechos reales; la otra se llama El burro de Troya, y en ella hago una especie de mofa de La Iliada". En cuanto a la novela -sin titular todavía-, dice Gallud Jardiel que "también es humorística, de un humor tenebroso, ya que sólo hay cuatro personajes supervivientes únicos de una guerra nuclear. Están en el Polo Norte y procuran organizar su existencia evitando errores conocidos. Pero cometen las mismas equivocaciones que la extinta humanidad, y al final guerrean entre ellos y mueren en la página 400, como corresponde a nuestra estúpida especie".

Probar suerte

¿Qué va a hacer con este manuscrito un escritor de apellido tan comercial? "Lo voy a enviar a alguno de los editores de mi abuelo a probar suerte, y creo que al menos leerán el texto con cierto interés".Todavía recuerda Enrique Gallud Jardiel el horrendo crimen del profesor Benimelis (febrero de 1983), lector de español en esta universidad durante los últimos 20 años. "Un crimen que aún no se ha esclarecido", dice Gallud, "y que parece que nadie tenga interés en esclarecer: la policía india vino a interrogarme al cabo de tres meses de cometerse, y sabemos que quienes acuchillaron a Antonio dejaron huellas dactilares".

"El cadáver del profesor fue hallado con siete puñaladas en el pecho en su propia casa", según recuerda el presidente de la Sociedad de Estudios Hispánicos, M. N. Seth. Y, añade este conocido abogado de Nueva Delhi: "Aunque la policía dice que tiene alguna pista, el crimen es un terrible misterio y, para mí, una pesadilla, porque yo fui su primer alumno en la India".

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