Un mareo tridimensional

Las familias españolas disfrutaron ayer de una comida de Reyes diferente, una comida tridimensional. A las 13.45, quienes se sentaron delante del televisor con las gafas puestas, esas gafas de cartón que había anunciado TVE a bombo y platillo, pudieron entrar en un mundo en relieve y a todo color.Pero la emisión del westem de William Castle For Ti acabaría convirtiéndose en una pesadilla tridimensional. George Montgomeri, el ranger protagonista, no paraba de disparar, los indios miraban con ojos amenazadores, metiéndose en la hasta entonces apacible sala de estar, y los fr...

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Las familias españolas disfrutaron ayer de una comida de Reyes diferente, una comida tridimensional. A las 13.45, quienes se sentaron delante del televisor con las gafas puestas, esas gafas de cartón que había anunciado TVE a bombo y platillo, pudieron entrar en un mundo en relieve y a todo color.Pero la emisión del westem de William Castle For Ti acabaría convirtiéndose en una pesadilla tridimensional. George Montgomeri, el ranger protagonista, no paraba de disparar, los indios miraban con ojos amenazadores, metiéndose en la hasta entonces apacible sala de estar, y los franceses se obcecaban en disparar sus cañones contra el árbol de Navidad. El color iba y venía. Las gafas parecían estar encantadas y ofrecían dobles imágenes. Sin previo aviso, la pantalla se inundaba de una niebla rosa, mientras el desesperado espectador optaba por fijar la vista en el rosco o tortell de Reyes. Más que una película fue un mareo tridimensional.

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