Decimosexta jornada de Liga de Primera División

El agua impidió el espectáculo en Sevilla

La lluvia y los charcos presidieron el partido entre Sevilla y Zaragoza, dos equipos creativos, con jugadores que tratan bien la pelota, pero que ayer se vieron obligados a entregarse a una lucha de fuerza y sacrificio. Ganó el Sevilla porque tuvo suerte al cazar un gol cuando el partido todavía estaba en su fase de definición. El Zaragoza, que hizo las mejores cosas antes del descanso, tuvo poca capacidad de reacción ante el primer gol sevillista.Buyo, que debutará con la selección, salvo oimprevisto, el próximo miércoles ante Malta, aguantó el resultado durante el primer tiempo, en el que el...

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La lluvia y los charcos presidieron el partido entre Sevilla y Zaragoza, dos equipos creativos, con jugadores que tratan bien la pelota, pero que ayer se vieron obligados a entregarse a una lucha de fuerza y sacrificio. Ganó el Sevilla porque tuvo suerte al cazar un gol cuando el partido todavía estaba en su fase de definición. El Zaragoza, que hizo las mejores cosas antes del descanso, tuvo poca capacidad de reacción ante el primer gol sevillista.Buyo, que debutará con la selección, salvo oimprevisto, el próximo miércoles ante Malta, aguantó el resultado durante el primer tiempo, en el que el Zaragoza, bien asentado en el centro del campo, jugó bien, manejando la pelota cuando todavía era posible por los claros libres entre los charcos, moviéndose con talento y encontrando posiciones de remate con frecuencia. El Sevilla tuvo por momentos fases de desconcierto, en especial en la defensa.

Todo se complicó para el Zaragoza al poco de comenzada la segunda parte cuando su defensa central se atarugó en el área con el balón en los pies. Algún extraño rubor le impidó despejarlo de un patadón, se enredó con él y tres sevillistas, que lo vieron, fueron por él. Montero fue el que alcanzó la presa y marcó con facilidad ante el desprotegido Ruiz. A partir de ahí, el Zaragoza hizo un cierto esfuerzo por dar la vuelta al encuentro, pero jugaba contra el ambiente, contra el agua que ya había llenado todo el campo de charcos y contra la seguridad del equipo local, que esperaba tranquilo.

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