Descartada la huelga de futbolistas

Los futbolistas españoles descartaron la huelga como medida de presión en sus reivindicaciones, y adoptarán la vía del conflicto colectivo ante Magistratura de Trabajo. Esta fue la tónica general que las plantillas de los clubes enviaron a su sindicato, cuya junta directiva se reunió ayer y decidió iniciar ya los trámites legales.En cualquier caso, Josep Lluís Núñez, presidente del Barcelona y vicepresidente económico de la Federación, parece estar en el dominio del tema: "Ios futbolistas no son trabajadores, sino accionistas del club", ha dicho recientemente, y ha arremetido nuevamente contra...

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Los futbolistas españoles descartaron la huelga como medida de presión en sus reivindicaciones, y adoptarán la vía del conflicto colectivo ante Magistratura de Trabajo. Esta fue la tónica general que las plantillas de los clubes enviaron a su sindicato, cuya junta directiva se reunió ayer y decidió iniciar ya los trámites legales.En cualquier caso, Josep Lluís Núñez, presidente del Barcelona y vicepresidente económico de la Federación, parece estar en el dominio del tema: "Ios futbolistas no son trabajadores, sino accionistas del club", ha dicho recientemente, y ha arremetido nuevamente contra la Administración: "La mayoría de empresarios y directores generales del país estarían económicamente en el fútbol en Segunda B". Iriarte, presidente de la AFE, acepta el reto: "Núñez ha encontrado la fórmula para que no existan directivos. Al menos, los que, en líneas generales, han permanecido hasta ahora. Que dejen los clubes a los futbolistas, o paso a personas que hagan, y digan, cosas serias".

Los jugadores han preferido no arriesgarse con la adopción de una medida tan drástica como la huelga, aunque en la mayoría de los casos se han mostrado conscientes de que el diálogo con la Federación y los clubes es prácticamente imposible. Algunas Posturas abogaban por otro tipo de medidas de fuerza, sin llegar a la huelga.

La abolición del reglamento de Jugadores, que la AFE considera inconstitucional, será punto básico en el lento proceso que se abre ahora ante Magistratura. Durante cuatro meses ha sido imposible llegar a acuerdos concretos para la renovación de un convenio colectivo que finalizó el pasado mes de mayo, y que ha atravesado por mínimos puntos de conexión entre ambas partes, retrocesos sorprendentes de los representantes de la Federación en algunas reuniones, y divergencia absoluta en los aspectos fundamentales: duración, salarios, sistema de prórrogas, y fondo de garantía -prometido hace, aproximadamente, tres años por Pablo Porta-.

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