Los inquilinos impidieron que la policia desalojase una casa declarada en ruina

El desalojo de las 22 familias que habitan el inmueble del número 29 de la calle del Amparo, en el barrio de Lavapiés, ha quedado en suspenso provisional después de que en la mañana del martes los inquilinos se encerraran en el edificio e impidieran a los agentes de la policía hacer cumplir la orden de desahucio dictada a instancias del Ayuntamiento de Madrid. La casa fue declarada en situación de ruina inminente el día 14 de julio, y el día 18 los vecinos recibieron la notificación de desalojo. Los vecinos, que habitan en régimen de alquiler, se niegan a abandonar su vivienda si no se les pro...

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El desalojo de las 22 familias que habitan el inmueble del número 29 de la calle del Amparo, en el barrio de Lavapiés, ha quedado en suspenso provisional después de que en la mañana del martes los inquilinos se encerraran en el edificio e impidieran a los agentes de la policía hacer cumplir la orden de desahucio dictada a instancias del Ayuntamiento de Madrid. La casa fue declarada en situación de ruina inminente el día 14 de julio, y el día 18 los vecinos recibieron la notificación de desalojo. Los vecinos, que habitan en régimen de alquiler, se niegan a abandonar su vivienda si no se les proporciona otra a cambio.

A las 8 horas de ayer, los inquilinos cerraron el portal y reforzaron las puertas con postes. Dentro del edificio se quedaron alrededor de 40 personas -las mujeres y los hijos pequeños-, mientras que los hombres permanecían fuera con la intención de que, ante la presencia de los niños, la policía no tomara medidas de fuerza. Sobre las 9 horas, un redactor de EL PAIS entró en la casa, momentos antes de que hicieran acto de presencia dos furgonetas de la Policía Nacional y dos coches de la Policía Municipal, y tuvo que permanecer en ella hasta que las fuerzas del orden se alejaron, puesto que la puerta estaba atrancada para impedir el paso de los agentes.Dentro de la casa cundió el nerviosismo, sobre todo a partir de que los policías amenazaran con derribar la puerta. Hubo escenas de llanto y gritos de "que venga el alcalde".

Entre los vecinos corría el rumor de que los agentes iban a lanzar bombas lacrimógenas. Sin embargo, la actitud de los policías no fue violenta, y se limitaron, tras las primeras amenazas, a invitar a los vecinos a que depusieran su actitud. Frente a la casa se concentraron unas 100 personas para apoyar a los encerrados. A las 11.10 horas, y tras la insistencia de los inquilinos, la policía se retiró del lugar y quedó suspendido el desalojo por decisión del presidente de la Junta Municipal de Centro, Benito Martín, según manifestó él mismo.

Una casa de 200 años

La casa, que tiene una antigüedad de cerca de 200 años, presenta un estado lamentable y está llena de vigas que la apuntalan y que son fruto de una obra realizada por el ayuntamiento hace cuatro meses. Estos trabajos costaron siete millones de pesetas, según los vecinos. Los inquilinos están dispuestos a irse, pero aseguran que no disponen de dinero para pagar un alquiler mas alto. "¿Usted cree que si tuviéramos dinero íbamos a vivir aquí?", manifestaron durante los incidentes. Piden la posibilidad de acceder a una vivienda de protección oficial, "aunque sea una chabola", y están dispuestos a resistir de cualquier forma antes que quedarse en la calle.Según los vecinos, el alcalde de Madrid, Enrique Tierno, había prometido en la inauguración de un parque cercano al inmueble, poco antes de las elecciones, que arreglaría el problema de vivienda de las familias que habitan allí. Según los vecinos, algunos de los cuales habitan en la casa desde hace 50 años, y que pagan alquileres desde 150 a 2.500 pesetas, el propietario del edificio, Gustavo Bonier, no ha efectuado las reparaciones necesarias, motivo por el que se ha llegado a la situación actual de inminente ruina.

Durante los incidentes, y después de que algunas emisoras de radio informaran sobre el hecho, los vecinos recibieron llamadas de personas que se ofrecían a cuidar a los niños mientras se arreglaba el problema. Otras acudíeron al lugar para animar a los encerrados a que no claudicaran y advertirles de que ellas llevan muchos años esperando una vivienda. Los vecinos piensan mantener el encierro "para que la policía no nos pille por sorpresa", según manifestaron.

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