Vitorio Gassman

El famoso actor de cine italiano despliega toda su sabiduría teatral por primera vez ante el público español

Vittorio Gassman, actor de teatro, viene por primera vez a España. Antes lo había hecho, pero como hombre de cine, como estrella de la pantalla. Su participación dentro del III Festival Internacional de Teatro de Madrid le convierte en la figura indiscutible de estas intensas jornadas teatrales madrileñas. Hoy presenta, por primera vez para al espectador español, Una noche con Vittorio Gassman, en la que ofrece un compendio en el que entra desde el Informe para una academia, de Kafka, hasta El hombre de la flor en la boca, de Pirandello, o Las picardías del teatro, de Codignola.

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Vittorio Gassman, actor de teatro, viene por primera vez a España. Antes lo había hecho, pero como hombre de cine, como estrella de la pantalla. Su participación dentro del III Festival Internacional de Teatro de Madrid le convierte en la figura indiscutible de estas intensas jornadas teatrales madrileñas. Hoy presenta, por primera vez para al espectador español, Una noche con Vittorio Gassman, en la que ofrece un compendio en el que entra desde el Informe para una academia, de Kafka, hasta El hombre de la flor en la boca, de Pirandello, o Las picardías del teatro, de Codignola.

Estas representaciones van salpicadas de forma constante con lo que muchos consideran el verdadero espectáculo de Gassman: la improvisación. Una improvisación en la que no se sabe si lleva el teatro a su vida privada o es su intimidad la que traslada al escenario.Con este mismo espectáculo provocó toda una convulsión en el pasado Festival de Teatro de Aviñón, donde unos 2.000 espectadores de todas partes del mundo nunca supieron dónde terminaba el actor, el monstruo del teatro, y donde empezaba el hombre que mostraba -sin ningún pudor como si se desnudara psicológicamente sobre el diván del psicoanalista- sus miedos, escepticismos, manías, misoginias y todo un autorretrato intencionadamente grotesco, esperpéntico y fundamentalmente humano.

Por aquellas fechas declaraba que cuando sube a un escenario se siente protegido, que posiblemente esto sea una nostalgia de la posición fetal, y ayer en Madrid confirmó esto. "En el teatro hay una raíz claramente religiosa, ritual" dijo Gassman. "Por otro lado es una terapia, una medicina. Estar sobre un escenario es maravilloso, es como hacer el amor con mil personas a la vez".

También confirmó que en cierto modo todos los millones que ha ganado en el cine ha logrado perderlos con el teatro. "No obstante, considero que el teatro es el lugar fundamental en el que tiene que estar un actor".

Actor accidental

En cierto modo su profesión de actor fue un accidente. "Estudié Derecho sin saber muy bien lo que quería hacer en la vida. De alguna forma este período me sirvió para tomar tiempo necesario para una decisión. Al principio fue una especie de juego, pero poco a poco he comprendido lo que me interesaba. Es realmente maravilloso tener la sensación de que nunca he trabajado en mi vida, porque eso es lo que me gusta".

Afirma que el mejor periodo de su vida fue al llevar a cabo aquel proyecto en los años sesenta -y que hoy retoman como original muchos grupos de teatro- en el que, con una gran carpa con 3.000 localidades, llevó a los clásicos pasados por Gassman a las ciudades más recónditas y a los suburbios obreros de Italia. "Aquello, además de una aventura, fue una guerra, una fatiga, una empresa difícil de la que guardo un gran recuerdo" dice Gassman.

Es años después cuando Gassman entra en una nueva fase teatral que aún no abandona y de la cual dará muestra esta noche en el Monumental. Esta etapa está marcada por la improvisación y tiene su origen el 16 de mayo de 1976 bajo las lonas de una carpa en Roma, en la que estrena Seis díasde subasta, donde recitó de todo, de Dante a Prevert, jugó al fútbol con el público, se hizo interrogar sobre el escenario por grupos feministas, y hasta recibió a su abogado y a su médico y reveló su vida privada.

Su pasión por el teatro le lleva a crear en 1979 el taller teatral La Bottega, que aún hoy sigue dirigiendo en Florencia, una escuela de teatro muy libre, donde se intenta compartir la pasión de Gassman por el teatro. "Por otro lado me gratifica mucho personalmente trabajar con estos jóvenes actores, aunque lo fundamental del aprendizaje sea la animación y recibir de ellos una gran carga de vitalidad"

"De alguna forma yo busco enfermos mentales del teatro", prosigue Gassman, "pero no para curarlos, sino para crear tarados".

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