Tribuna:

Jorge

Ganas me dan de llamar a mamá para contárselo. Que iba yo meditabunda por Madrid, con un si es no es sentimenal urgándome el estómago, contando tulipanes de reojo -ha hechado los restos el ayuntamiento, este año, con los tulipanes-, cuando un repelús entre de gozo y temor me trepó por las vértebras hasta asentarse sólidamente en las cervicales: Jorge Verstrynge y Vencerás me miraba desde una, dos -cielos- incontables vallas preelectorales.Jorge Gafas Ciorucci anda suelto, y yo sin la botella de Aromas de Monserrat para los repentes. En verdad os digo que esto no se le hace a una ...

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Ganas me dan de llamar a mamá para contárselo. Que iba yo meditabunda por Madrid, con un si es no es sentimenal urgándome el estómago, contando tulipanes de reojo -ha hechado los restos el ayuntamiento, este año, con los tulipanes-, cuando un repelús entre de gozo y temor me trepó por las vértebras hasta asentarse sólidamente en las cervicales: Jorge Verstrynge y Vencerás me miraba desde una, dos -cielos- incontables vallas preelectorales.Jorge Gafas Ciorucci anda suelto, y yo sin la botella de Aromas de Monserrat para los repentes. En verdad os digo que esto no se le hace a una mujer soltera. Enfrentarla así, de sopetón, con tanta donosura. Y ahí es nada el eslogan, o la amenaza, según se mire, que se marca el candidato a la alcaldía por Alianza Popular: Jorge con todos. Como Dios. Jorge en todas partes, Jorge en todas las almas y en el mundo la paz, Jorge sobre brioso corcel, ensartándonos a modo de pincho moruno para beneficiarnos con el paraíso de los no abortables, Jorge para todos y todos para Jorge.

Jorge Noches de Rabat como Jorge Negrete, Jorge Sepúlveda, Jorge Wayne, Jorge Reagan, San Jorge Mata Infieles y me voy a hacer un jorgario con tus dientes de marfil (o sea, los nuestros).

Yo comprendo que es primavera, que la sangre está insurrecta y hay que preparar las elecciones. Pero, ¿atacar así, en una traicionera amanecida, con esa foto que, de puro dinámica, parece que se la hayan hecho nadando los cien metros mariposa? ¿Qué será de nosotros, ciudadanos de talente oblicuo, de caminar errático, de corazón desalojado por tantos amores cimarrones? Señor juez, caí, viré en el día de mi juicio, pero ¿cómo hubiera podido hacer otra cosa si me sentía desvalida, inerme ante el toque de distinción municipal, ante la sonrisa heladora de quien nunca ha roto plato alguno?

¿Cómo resistir el canto de sirena de su camisa italiana, la disciplina de su melena larguita ma non troppo? ¿Cómo olvidar portero de noche y todo lo que nos enseñó Concha Piquer?

"Te esperaba hasta muy tarde, ningún reproche te hacía, lo más que te preguntaba, era que si me querías". Son años, siglos de masoquismo, señor juez.

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