Crítica:El cine en la pequeña pantalla

Un Bogart paranoico

Gary Cooper y Humphrey Bogart protagonizan los dos largometrajes que emite hoy Televisión Española. Cooper, con un western en el que interpreta a un forajido al margen de la ley, cuyos extraños sombreros le convierten en antiehéroe entrañable.Bogart, en el papel de capitán paranoico de un destructor, que se calma los nervios con bolas de acero y en una película que algunos consideran una defensa a ultranza de los que tienen el poder.

Por su trabajo en El motín del Caine, Humphrey Bogart fue seleccionado por tercera vez para el oscar de interpretación, pero lo obtuvo su com...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Gary Cooper y Humphrey Bogart protagonizan los dos largometrajes que emite hoy Televisión Española. Cooper, con un western en el que interpreta a un forajido al margen de la ley, cuyos extraños sombreros le convierten en antiehéroe entrañable.Bogart, en el papel de capitán paranoico de un destructor, que se calma los nervios con bolas de acero y en una película que algunos consideran una defensa a ultranza de los que tienen el poder.

Por su trabajo en El motín del Caine, Humphrey Bogart fue seleccionado por tercera vez para el oscar de interpretación, pero lo obtuvo su competidor Marlon Brando, que aquel año (1954) había protagonizado la famosa película de Elia Kazan La ley del silencio. De cualquier forma, el trabajo de. Bogart en El motín del Caine sigue siendo uno de los mejores de su carrera. Impresionó a la joven generación de aquellos años de forma que no es aún dificil encontrarse con textos que recuerdan -vagamente, eso si-' la dureza que supo aportar al capitán del Caine, tan severo con los suyos, incoherente en sus órdenes y misterioso en el juego constante de tres bolas. de acero (¿eran tres?) con el que calmaba sus nervios.Un numeroso y brillante reparto rodeó a Bogart. Desde el joven Robert Francis, con el que la acción se inicia, al veterano Tom Tully en su breve cometido de primer capitán del destructor. Incluso un joven Lee Marvin figura entre la tripulación.

Era la técnica del productor Stanley kramer. Se trataba, según él, de realizar títulos comerciales con un indiscutible tono de calidad. Para lograrlo contrató en esta ocasión a Edward Dmytrick, director que había obtenido un resonante éxito con Encrucoada de odios (1947), filme de denuncia de¡ antisemitismo latente en su país.Poco después, siendo citado por el Comité de Actividades Norteamericanas, Dinytrick, al no presentarse, sufrió una condena de algunos meses de cárcel junto a una sustanciosa multa que le animaron a cambiar de postura: declarándose comunista, denunció a algunos de sus compañeros. Logró así reanudar su carrera: dos años después dirigió El motín del Caine.

Inspirándose en esta trayectoria, algunos críticos entienden que esta película no deja oscuro su mensaje: se trata, dicen, de una defensa a ultránza del que manda. No algo distinto es lo que realmente ocurre cuando los oficiales del Caine declaran en el juicio al que se somete al paranoico capitán que, por órdenes incomprensibles o caprichos histéricos, hizo peligrar la vida de todos. El médico que hizo un mal informe es, en definitiva, el culpable del juicio.

El motín del Caine se emite hoy, a las 22.30, por la primera cadena.

Archivado En